La reciente propuesta del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de adquirir Groenlandia ha generado una fuerte reacción en la isla ártica, que es un territorio autónomo de Dinamarca. Mute Bourup Egede, primer ministro de Groenlandia y líder del movimiento pro-independencia, ha rechazado de manera categórica la idea de que la isla sea controlada por potencias extranjeras, reafirmando que el futuro de Groenlandia debe ser decidido por sus propios habitantes.
Trump, quien ha revivido su interés por la isla rica en minerales, expresó en su plataforma Truth Social que Groenlandia es un lugar «increíble» y que su incorporación a Estados Unidos beneficiaría enormemente a sus habitantes. «Protegeremos y valoraremos Groenlandia de un mundo exterior muy vicioso», añadió en un tono que sugiere un enfoque paternalista hacia la isla.
La respuesta de Groenlandia y Dinamarca
En respuesta a las declaraciones de Trump, Egede utilizó su cuenta de Facebook para enfatizar que «Groenlandia pertenece al pueblo de Groenlandia». El primer ministro subrayó que su lucha por la independencia es un asunto que compete exclusivamente a los groenlandeses, y que no deben dejarse llevar por la «histeria» y las presiones externas. «El futuro es nuestro y nuestro para moldear», afirmó Egede, quien ha estado trabajando activamente hacia la eventual independencia de la isla.
Groenlandia, que cuenta con una población de aproximadamente 57,000 personas, ha sido un territorio autónomo desde 1979 y tiene el derecho de declarar su independencia a través de un referéndum desde 2009. La postura de Egede resuena con un deseo de autodeterminación que ha sido históricamente importante para muchas naciones y territorios en el mundo.
Por su parte, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha manifestado que apoya la inversión estadounidense en Groenlandia, pero ha dejado claro que el futuro de la isla debe ser decidido por sus propios habitantes. «Groenlandia pertenece a los groenlandeses», declaró en una entrevista, reafirmando la postura de que cualquier decisión sobre el futuro de Groenlandia debe ser tomada en la isla misma.
Este no es el primer intento de Trump de adquirir Groenlandia; en 2019, su propuesta fue igualmente rechazada tanto por el gobierno local como por las autoridades danesas. Sin embargo, el interés renovado del presidente electo ha reavivado el debate sobre la soberanía y el control sobre este territorio estratégico, que ha sido objeto de atención internacional debido a su riqueza en recursos naturales y su ubicación geoestratégica en el Ártico.
En un contexto más amplio, Trump ha propuesto otras ideas audaces en su política exterior, como convertir a Canadá en el «51º estado» de Estados Unidos y recuperar el control sobre el Canal de Panamá, propuestas que también han sido rechazadas por los líderes de esos países. La insistencia de Trump en la compra de Groenlandia, sin embargo, plantea preguntas sobre la visión de Estados Unidos en la región ártica y su relación con los pueblos indígenas y las naciones soberanas.
