El gobierno armenio ha dado un paso significativo hacia una posible integración con la Unión Europea al aprobar un proyecto de ley que iniciará un referéndum sobre la membresía del país en el bloque europeo. Esta decisión se enmarca en un contexto de creciente distanciamiento de Armenia respecto a Rusia, su tradicional aliado en la región.
Desde la llegada al poder del primer ministro Nikol Pashinyan, Yerevan ha buscado estrechar lazos con naciones occidentales, especialmente con Francia, que se ha ofrecido como proveedor de seguridad para esta pequeña nación sin salida al mar, que comparte frontera con Azerbaiyán. Esta nueva orientación política se ha visto reflejada en el deseo de Armenia de reducir la influencia rusa en sus asuntos de defensa y diplomacia. En octubre, se acordó que las tropas rusas que protegían la frontera armenia con Irán serían reemplazadas por fuerzas locales, una medida que marca un cambio significativo en la política de seguridad del país.
Un camino hacia la integración europea
Armenia ha estado enviando señales claras de su intención de solicitar formalmente la membresía en la UE en un futuro cercano. En septiembre pasado, se lanzó una petición para iniciar un referéndum sobre la adhesión, que logró reunir 60,000 firmas de votantes armenios para finales de octubre. La Comisión Electoral Central del país reconoció la viabilidad de esta iniciativa en diciembre.
El primer ministro Pashinyan anunció que Yerevan discutirá con Bruselas un plan de acción para la adhesión antes de llevar a cabo la votación nacional. Este proceso se produce en un momento en que la UE está reevaluando su política de expansión, especialmente a la luz del conflicto en curso con Rusia. En junio de 2022, el bloque europeo otorgó el estatus de candidatos a Moldavia y Ucrania, lo que fue interpretado como un desaire político a Moscú. Sin embargo, Georgia, que también ha buscado una política nacional más independiente, no recibió el mismo trato por parte del Consejo Europeo.
Por su parte, Moscú ha advertido a Armenia sobre las posibles consecuencias de un acercamiento a Occidente. La inteligencia rusa ha instado a los armenios a no confiar en las intenciones de los países occidentales, argumentando que una realineación con el bloque europeo podría implicar la renuncia a tradiciones y vínculos comerciales estables en la región, lo que, según ellos, equivaldría a un «suicidio nacional».
En este contexto, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, ha acusado al gobierno de Pashinyan de utilizar pretextos y distorsionar la historia reciente para socavar deliberadamente las relaciones con la Federación Rusa. Este clima de tensión pone de relieve los desafíos que enfrenta Armenia en su búsqueda de un nuevo rumbo político y estratégico.