La devastación provocada por los incendios en la región amazónica de Brasil ha alcanzado niveles alarmantes, con más de 140,000 fuegos registrados en 2024, la cifra más alta en 17 años. Este fenómeno, que ha afectado gravemente a las comunidades locales, se ha intensificado en el estado de Pará, donde la capital, Belém, será sede de la conferencia climática COP30 en noviembre. Durante el pico de la crisis de incendios, se registraron más de 56,000 fuegos, dejando a muchos residentes en una situación crítica.
Testimonios de habitantes como Paulinho dos Santos y Giovana Serrao reflejan la angustia vivida en esta región. Dos Santos recuerda las noches en las que se levantaba de la cama para combatir las llamas que amenazaban su granja. Por su parte, Serrao perdió su plantación de açaí cuando un incendio descontrolado arrasó su propiedad, un hecho que subraya la falta de control sobre estas situaciones. En muchas ocasiones, los incendios son provocados por la tala ilegal y la expansión de tierras para la agricultura.
Consecuencias para la salud y el entorno
Los efectos de esta crisis no son solo ambientales. En Breves, la ciudad más grande de la isla de Marajó, los habitantes enfrentaron problemas de salud debido a la contaminación del aire. Zairo Gomes, un profesor local, reportó que el centro médico se vio abrumado por pacientes con problemas respiratorios, mientras que las mediciones de calidad del aire superaron con creces los límites establecidos por la OMS.
Las autoridades, que deberían haber actuado, mostraron una notable ausencia durante la crisis. La falta de respuesta se hizo evidente en la infraestructura de la ciudad, marcada por vertederos desbordados y una notable escasez de recursos. Mientras tanto, la población, que depende en gran medida de la agricultura del açaí, se encuentra en una situación de vulnerabilidad económica y ambiental.
Frente a esta adversidad, los habitantes de Breves han comenzado a movilizarse. La creación de un colectivo llamado «Breves Pide Ayuda: El Derecho a Respirar» busca presionar a las autoridades para que tomen medidas efectivas contra los incendios y proporcionen más recursos a los bomberos locales. Esta movilización ciudadana refleja un cambio en la percepción de la comunidad respecto a su entorno y la necesidad urgente de abordar el problema de los incendios de manera colectiva y organizada.
A pesar de los esfuerzos, las autoridades competentes han admitido la falta de recursos para combatir estos incendios y responsabilizar a los culpables. La situación se complica aún más por la dificultad de probar la culpabilidad en casos de incendios que suelen iniciarse en la oscuridad de la noche. La apatía y el miedo entre la población dificultan cualquier intento de denuncia y acción.
La lucha de los habitantes de Breves no solo es por su bienestar inmediato, sino también por un futuro que garantice la protección de su entorno natural. Con un fuerte sentido de comunidad, los residentes buscan unirse con otras localidades afectadas, conscientes de que su lucha es la misma. La esperanza radica en que la conciencia colectiva y la presión social puedan llevar a cambios significativos en la gestión de los recursos y la protección del medio ambiente en la Amazonía.