Un equipo de científicos de la Universidad de Nottingham, en colaboración con la Universidad Jiao Tong de Shanghái, ha identificado un mecanismo fundamental por el cual las plantas pueden adaptar sus sistemas radiculares en condiciones de sequía. Este hallazgo, que se ha publicado en la revista Current Biology, podría tener implicaciones significativas en el desarrollo de cultivos más resistentes a la sequía, un factor crucial para garantizar la seguridad alimentaria global.
El papel del ácido abscísico en la adaptación de las raíces
El estudio se centra en el ácido abscísico (ABA), una hormona vegetal conocida por su función en la respuesta a la sequía, y su interacción con otra hormona llamada auxina. Los investigadores han descubierto que el ABA promueve la producción de auxina, lo que a su vez mejora el gravitropismo radicular, permitiendo que las raíces crezcan en ángulos más pronunciados en respuesta a la falta de agua.
En condiciones de sequía, el agua tiende a agotarse en las capas superficiales del suelo, mientras que las reservas más profundas permanecen accesibles. Las plantas, al modificar sus ángulos de crecimiento radicular, pueden alcanzar estas reservas hídricas, lo que es vital para su supervivencia y crecimiento. Este estudio revela cómo el ABA actúa como un regulador en este proceso, proporcionando una base científica para estrategias futuras en la mejora de cultivos.
Las pruebas realizadas mostraron que las plantas con mutaciones genéticas que bloquean la producción de ABA tenían ángulos de raíz más superficiales y una respuesta gravitacional más débil en comparación con las plantas normales. Estos defectos estaban relacionados con niveles más bajos de auxina en sus raíces. Al añadir auxina externamente, los investigadores lograron restaurar el crecimiento radicular normal en estos mutantes, subrayando la importancia de la auxina en este mecanismo.
La investigación es especialmente relevante, dado que la sequía representa una de las principales amenazas para la producción agrícola, con pérdidas estimadas de aproximadamente 30 mil millones de dólares en la última década debido a este estrés abiótico. Con el aumento proyectado de la población mundial, que alcanzará los 10 mil millones para 2050, y la preocupante disminución de los recursos hídricos, desarrollar cultivos resistentes a la sequía se convierte en una prioridad ineludible.
Dr. Rahul Bhosal, profesor asistente en la Escuela de Biosciencia y uno de los autores principales del estudio, ha afirmado que «comprender los mecanismos que controlan el crecimiento vegetal nos acerca a diseñar sistemas que ayuden a las plantas a mejorar los rendimientos de los cultivos durante las sequías». Este enfoque científico no solo busca aumentar la producción agrícola, sino también abordar un problema que afecta la seguridad alimentaria a nivel global.