Un estudio reciente publicado en Advances in Atmospheric Sciences revela que las temperaturas oceánicas han alcanzado niveles récord en 2024, marcando un hito en la historia de la medición climática. Los océanos, que cubren el 70% de la superficie terrestre, son responsables de almacenar aproximadamente el 90% del exceso de calor generado por el calentamiento global, lo que los convierte en un indicador crítico de los cambios climáticos que afectan al planeta.
Según el informe, el océano ha registrado no solo un aumento en la temperatura superficial, sino también en los primeros 2000 metros de profundidad, alcanzando temperaturas que nunca antes habían sido documentadas. El profesor Lijing Cheng, del Instituto de Física Atmosférica de la Academia China de Ciencias y líder del estudio, comentó: «Los récords rotos en el océano se han convertido en un disco rayado». Esta afirmación subraya la gravedad de la situación y las implicaciones que tiene para el futuro del clima global.
El papel crucial del océano en el clima terrestre
El océano actúa como un regulador del clima, redistribuyendo calor y humedad en la atmósfera. La investigación destaca que, desde 1958, la temperatura de la superficie del océano ha mostrado un aumento alarmante. En el último año, la temperatura del agua en la superficie y la del contenido de calor en el océano han aumentado en 16 zettajoules, un volumen de energía equivalente a 140 veces la producción total de electricidad en el mundo durante 2023.
El análisis realizado por tres equipos internacionales de científicos corroboró que el océano está en un proceso de calentamiento continuo, con 2024 estableciendo un nuevo récord. Aunque fenómenos naturales como El Niño y La Niña han influido en el clima global, el aumento en el contenido de calor oceánico ha continuado de manera constante, lo que sugiere que el calentamiento global es un fenómeno persistente y acelerado.
Las variaciones regionales en el calentamiento del océano son significativas. Las aguas del Atlántico y del Mar Mediterráneo están experimentando un calentamiento notable, mientras que algunas áreas del Océano Pacífico Norte han mostrado un aumento de temperatura más rápido en comparación con otras regiones, como los trópicos. Este desequilibrio puede tener consecuencias devastadoras para la vida marina y para los patrones climáticos en tierra firme.
Las implicaciones de este calentamiento son alarmantes. Un océano más cálido incrementa la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, lo que contribuye a fenómenos climáticos extremos, como sequías, incendios forestales, huracanes y tormentas. En el último año, más de 100 países han registrado sus temperaturas más altas jamás documentadas, y las catástrofes climáticas han tenido un alto costo económico, alcanzando casi 3 billones de dólares en EE. UU. desde 1980.
La vigilancia de la temperatura oceánica es fundamental para comprender la evolución del clima terrestre. Como subraya la doctora Karina von Schuckmann, coautora del estudio, «el océano es nuestro centinela del calentamiento planetario, actuando como el principal sumidero de calor excedente acumulado en el sistema climático terrestre». Sin embargo, la falta de acción ante el cambio climático podría profundizar la crisis, llevando a una mayor pérdida y daños a nivel global.
