Un estudio reciente del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático de Potsdam (PIK) ha arrojado luz sobre una opción innovadora para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura alemana. La investigación sugiere que la implementación de una tarifa climática sobre los alimentos, acompañada de dividendos climáticos, podría ser una estrategia efectiva y socialmente equitativa para lograr este objetivo.
Según el estudio, la fijación de precios en los alimentos que generan altas emisiones de gases de efecto invernadero podría contribuir a cumplir con los objetivos climáticos del sector agrícola y, al mismo tiempo, generar más de 8.200 millones de euros anuales. Estos fondos podrían redistribuirse a los hogares a través de un esquema de compensación a tanto alzado, lo que aliviaría la carga financiera, especialmente para los hogares de menores ingresos, y fomentaría un consumo más sostenible.
Impacto de la tarifa climática en la agricultura alemana
En Alemania, la agricultura representa el 8% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. El estudio señala que estas emisiones podrían reducirse en un 22,5%, lo que equivale a más de 15 millones de toneladas anuales, si se reflejara el costo social del carbono en los precios de los alimentos. Julian Schaper, científico invitado en PIK y autor principal del estudio publicado en la revista Food Policy, destaca que los productos más afectados serían aquellos con altas emisiones, como la carne y los lácteos. Por ejemplo, se estima que el precio de la carne de res podría aumentar en más de 4 euros por kilogramo, mientras que productos menos intensivos en carbono, como el yogur y la leche, verían un incremento de aproximadamente 25 céntimos por kilogramo.
Los investigadores utilizaron un modelo de demanda que ofrece una visión detallada y representativa de cómo responden los hogares alemanes a los cambios de precios. De acuerdo con los resultados, los hogares tenderían a comprar más alimentos menos intensivos en carbono, como las verduras. Max Franks, otro de los autores del estudio, explica que una tarifa climática no solo beneficiaría la protección del clima, sino que también podría incentivar un consumo sostenible.
El modelo de los investigadores sugiere que los 8.200 millones de euros generados por la tarifa climática se devolverían a los consumidores como un dividendo climático, proporcionando un alivio sustancial a los hogares de menores ingresos, mientras que los hogares más adinerados asumirían costos ligeramente mayores. Esta forma de redistribución podría ayudar a crear un equilibrio social que favorezca la aceptación de tales medidas.
Los autores del estudio también destacan el potencial de aceptación pública que podría surgir de la combinación de una tarifa climática y un dividendo. Es fundamental comunicar de manera clara que estas medidas efectivamente reducen las emisiones, que todos los ingresos se devuelven al público y que se apoya específicamente a los hogares de menores ingresos.