La última evaluación del monitor climático de Europa ha revelado que los últimos dos años han visto cómo las temperaturas globales promedio superaban un límite crítico de calentamiento. Esta información fue comunicada por la Organización Mundial de Meteorología (OMM) y ha llevado a la ONU a exigir acciones climáticas «pioneras». A pesar de que esto no implica que se haya superado de forma permanente el umbral de 1.5 °C acordado internacionalmente, se alerta que este límite se encuentra en «grave peligro».
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, subrayó que «el calentamiento global es un hecho frío y duro». En sus declaraciones, Guterres enfatizó la urgencia de actuar: «Las temperaturas abrasadoras de 2024 requieren acciones climáticas pioneras en 2025. Aún hay tiempo para evitar lo peor de la catástrofe climática, pero los líderes deben actuar —ahora—». La OMM ha confirmado que seis conjuntos de datos internacionales corroboran que 2024 ha sido el año más caluroso registrado, prolongando una década marcada por temperaturas récord.
Recientemente, Estados Unidos anunció que también ha batido su récord de calor, poniendo fin a un año que estuvo marcado por devastadores tornados y huracanes. Este anuncio se produce a pocos días de la toma de posesión del presidente electo Donald Trump, quien ha prometido intensificar la producción de combustibles fósiles.
Impacto del calentamiento global
El exceso de calor está intensificando fenómenos climáticos extremos, y en 2024 países como España, Estados Unidos, Kenia y Nepal sufrieron desastres que, según algunas estimaciones, costaron más de 300.000 millones de dólares. En Los Ángeles, los incendios forestales han devastado miles de edificios, obligando a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares.
Si bien no se anticipa otro año récord en 2025, se aproxima un plazo establecido por la ONU para que las naciones se comprometan a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. El destacado climatólogo de la NASA, Gavin Schmidt, expresó su predicción de que 2025 será el tercer año más cálido, citando la determinación de EE. UU. sobre el inicio de un debilitado fenómeno de La Niña, que se espera que traiga un ligero enfriamiento.
Los datos de la OMM muestran que las temperaturas globales promedio se situaron 1.55 °C por encima de los niveles preindustriales, lo que indica que probablemente hemos experimentado el primer año calendario con una temperatura media global superior a 1.5 °C respecto a la media de 1850-1900. Según el monitor climático europeo Copernicus, ambos años recientes han superado el límite de calentamiento establecido en el Acuerdo de París de 2015.
A pesar de que el umbral de 1.5 °C se refiere a un aumento sostenido a lo largo de décadas, los científicos advierten que cada fracción de grado cuenta y que, más allá de cierto punto, el clima podría cambiar de maneras impredecibles. Johan Rockstrom, del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático de Potsdam, calificó este hito como una «advertencia contundente», señalando que «hemos experimentado el primer indicio de un mundo a 1.5 °C, lo que ha causado sufrimiento y costos económicos sin precedentes a las personas y la economía global».
Casi 200 naciones acordaron en París en 2015 que cumplir con el límite de 1.5 °C ofrecía la mejor oportunidad de prevenir las repercusiones más catastróficas del cambio climático. Sin embargo, el mundo se encuentra lejos de cumplir con esos objetivos. Los registros de Copernicus, que datan de 1940, sugieren que la Tierra es probablemente la más cálida que ha estado en decenas de miles de años. El cambio climático inducido por el ser humano ya está haciendo que sequías, tormentas, inundaciones y olas de calor sean más frecuentes e intensas.
En 2024, se registraron hitos trágicos como la muerte de 1.300 peregrinos en Arabia Saudita debido a un calor extremo, así como una serie de potentes tormentas tropicales en Asia y América del Norte, y la histórica inundación en Europa y África. Los océanos, que absorben el 90% del exceso de calor de los gases de efecto invernadero, alcanzaron niveles récord de calentamiento, afectando a los arrecifes de coral y a la vida marina, y provocando un clima más violento.
El aumento de las temperaturas marinas impulsa una mayor evaporación y humedad atmosférica, lo que provoca lluvias más intensas y energiza los ciclones. En 2024, la cantidad de vapor de agua en la atmósfera alcanzó niveles sin precedentes, combinándose con temperaturas elevadas para desencadenar inundaciones, olas de calor y «miseria para millones de personas», según Samantha Burgess, directora adjunta del clima de Copernicus. Aunque los científicos atribuyen parte del calor récord al inicio de un fenómeno de El Niño en 2023, este concluyó a principios de 2024, dejando a los investigadores desconcertados por las persistentemente altas temperaturas globales.
Por último, Carlo Buontempo, director del clima de Copernicus, afirmó que «el futuro está en nuestras manos; una acción rápida y decisiva aún puede alterar la trayectoria de nuestro futuro climático».
