El gobierno canadiense ha anunciado la suspensión indefinida de las solicitudes de patrocinio de residencia permanente para padres y abuelos de inmigrantes. Esta medida ha generado preocupación entre las familias inmigrantes que anhelan reunirse con sus seres queridos en el país norteamericano. Hasta ahora, un número limitado de ciudadanos y residentes permanentes de Canadá podía solicitar el ingreso de sus padres o abuelos, siendo el único recurso disponible a partir de ahora un visado de supervisa que permite estancias de hasta cinco años, con una validez de diez años en total.
Esta pausa se enmarca dentro de la estrategia del gobierno federal para reducir la inmigración permanente en un 20%, una decisión que podría tener repercusiones significativas para miles de familias inmigrantes que buscan la reunificación familiar. Además, esta medida podría dificultar los esfuerzos de Canadá para atraer y retener a trabajadores cualificados y abordar la escasez crónica de mano de obra que enfrenta el país.
La importancia de la unidad familiar en diversas culturas
Mientras que en muchas culturas occidentales la unidad familiar se define como un núcleo compuesto por parejas e hijos, en otras sociedades, como en la asiática, la familia incluye a los padres como figuras centrales. Este concepto es especialmente relevante en el caso de los inmigrantes provenientes de países como China, donde la cultura de la piedad filial implica un fuerte sentido de responsabilidad hacia los padres ancianos.
La experiencia de muchos inmigrantes que dejaron su país en busca de mejores oportunidades, como es el caso de los que provienen del periodo de la política del hijo único en China, resalta la complejidad de la situación. Los hijos, a menudo, se enfrentan a la difícil decisión de dejar a sus padres en su país de origen, lo cual genera un sentimiento de culpa y preocupación por su bienestar. Un estudio de la población inmigrante reciente en Canadá revela que una gran parte de estos inmigrantes proviene de países donde los lazos familiares son fundamentales para el funcionamiento de la unidad familiar.
En este contexto, la decisión del gobierno canadiense de limitar la entrada de padres y abuelos se percibe como un obstáculo para la cohesión familiar y podría agravar el sentimiento de soledad y vulnerabilidad de los ancianos en residencias, donde la falta de conexión social puede derivar en situaciones de abuso y descuido.
Un argumento recurrente en contra de la inmigración de padres y abuelos es la percepción de que estos representan una carga para el sistema de bienestar y de salud canadiense. Sin embargo, estudios recientes contradicen esta idea, mostrando que los inmigrantes mayores no constituyen una carga. De hecho, contribuyen significativamente a la economía del país, proporcionando cuidados a los nietos y participando activamente en la comunidad a través del voluntariado y el trabajo remunerado.
Canadá, al igual que otros países, compite por atraer talento internacional. Permitir que los inmigrantes se reúnan con sus padres y abuelos no solo es una decisión humanitaria, sino que también beneficia a las familias canadienses en su vida cotidiana y potencia la retención de talento esencial para el crecimiento del país.