CAPE CANAVERAL, Florida — Blue Origin, la empresa espacial fundada por Jeff Bezos, ha cancelado el lanzamiento inaugural de su nuevo cohete New Glenn debido a problemas técnicos. Este cohete, que se eleva hasta los 98 metros, estaba programado para despegar antes del amanecer desde la Estación Espacial de la Fuerza Aérea de Cape Canaveral, en Florida, llevando consigo un satélite prototipo.
Los controladores del lanzamiento se encontraron con un problema no especificado en el cohete en los minutos finales de la cuenta atrás, lo que les llevó a detener el reloj de cuenta regresiva y a comenzar el proceso de drenaje de combustible del cohete. Hasta el momento, Blue Origin no ha proporcionado una nueva fecha de lanzamiento, indicando que el equipo necesita más tiempo para resolver los inconvenientes.
Retrasos y desafíos
Cabe recordar que este vuelo de prueba ya había experimentado retrasos previamente, debido a condiciones adversas en el mar que ponían en riesgo el plan de recuperación del propulsor de primera etapa en una plataforma flotante en el Atlántico. Este tipo de contratiempos subraya los retos a los que se enfrenta la industria espacial en su camino hacia la comercialización de los viajes espaciales.
El New Glenn, nombrado en honor a John Glenn, el primer estadounidense en orbitar la Tierra, es cinco veces más alto que el New Shepard, el cohete de Blue Origin que actualmente transporta a clientes a la frontera del espacio desde Texas. La ambición de Bezos y su equipo es clara: establecer una presencia significativa en la industria espacial comercial, aunque los obstáculos técnicos continúen surgiendo.
Jeff Bezos, quien participó en la cuenta regresiva desde el centro de mando, ubicado en la fábrica del cohete cerca del Centro Espacial Kennedy de la NASA, se mostró optimista a pesar del contratiempo. «No importa lo que pase, nos levantaremos y seguiremos adelante», afirmó el magnate, reflejando la resiliencia que ha caracterizado a su empresa desde su fundación hace 25 años.
A medida que la carrera espacial avanza y las empresas privadas buscan su lugar en este nuevo horizonte, la capacidad de afrontar y superar desafíos técnicos se vuelve esencial. El futuro del acceso al espacio podría depender de la velocidad con la que compañías como Blue Origin logren afinar sus tecnologías y operaciones.
