El reciente aumento en los rendimientos de los bonos del gobierno del Reino Unido, que ha tenido lugar desde la presentación del plan presupuestario del nuevo gobierno laborista en octubre, ha suscitado una creciente preocupación entre analistas e inversores. Este incremento ha llevado a los costos de endeudamiento a alcanzar niveles no vistos en varias décadas, lo que plantea serias interrogantes sobre la sostenibilidad fiscal del país.
En particular, el rendimiento de los bonos a 30 años, conocido como gilt, ha superado los niveles más altos desde 1998. Este fenómeno ha llevado a los economistas a prever la posibilidad de recortes en el gasto público o aumentos impositivos adicionales, lo que podría agravar la situación económica, ya de por sí delicada, del país. La reciente caída de la libra esterlina, que ha alcanzado su nivel más bajo frente al dólar desde noviembre de 2023, refleja la falta de confianza de los inversores en el futuro económico del Reino Unido.
Desafíos para el gobierno laborista
El gobierno laborista, que ha prometido revitalizar el crecimiento económico y reducir la deuda en relación con el PIB en un plazo de cinco años, se enfrenta ahora a un dilema complejo. La deuda pública neta del Reino Unido se sitúa actualmente cerca del 100% del PIB, lo que hace que el aumento de los rendimientos de los bonos sea un desafío significativo para sus planes fiscales. Según Michiel Tukker, estratega senior de tasas en ING, el aumento de los rendimientos de los gilts crea un ciclo de retroalimentación que complica aún más la sostenibilidad de la deuda.
El Instituto de Estudios Fiscales ha advertido que la posibilidad de que el Reino Unido cumpla con sus objetivos fiscales se encuentra en una situación precaria. Ante esta realidad, la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, podría verse forzada a implementar medidas de consolidación fiscal adicionales, que podrían incluir recortes en el gasto público o nuevos aumentos de impuestos, en primavera o incluso antes. Este escenario podría resultar en un endurecimiento de las políticas fiscales en un contexto ya complicado por la incertidumbre económica global.
Por otro lado, el exministro de Finanzas británico, Vince Cable, ha señalado que el aumento de los rendimientos de los bonos no debe ser considerado como una crisis inminente, sino como una señal de que el Reino Unido se encuentra atrapado en un «ciclo de crecimiento lento». Esta situación ha estado presente durante años, exacerbada por eventos como la crisis financiera, el Brexit y, más recientemente, la guerra en Ucrania. Los analistas coinciden en que, aunque la situación es preocupante, no se encuentra en un estado de crisis similar al que se vivió en 2022 con el fallido mini-presupuesto del gobierno de Liz Truss.
El entorno económico del Reino Unido se complica aún más por factores externos, como la debilidad de la economía china, que también impacta en las expectativas de crecimiento. La falta de una respuesta clara por parte del