La reciente reforma educativa en la República Checa ha suscitado un intenso debate al limitar la elección de un segundo idioma a solo tres opciones: alemán, francés o español. Esta medida, que excluye el ruso, se enmarca en un contexto más amplio de cambios en el sistema educativo del país, aprobado por el Ministerio de Educación, Juventud y Deportes a finales de diciembre.
Según la nueva normativa, el inglés se convertirá en la primera lengua extranjera obligatoria para todos los alumnos desde el primer grado, en lugar de desde el tercer grado como era habitual. El estudio de un segundo idioma será obligatorio a partir del séptimo grado, pero con la restricción mencionada. La implementación completa de esta reforma no se espera antes de 2034.
Críticas y reacciones a la reforma
La decisión ha sido objeto de críticas por parte de expertos en educación. Según un artículo de Seznam Zpravy, actualmente, uno de cada cinco niños en el país estudia ruso. Hana Andrasova, jefa del Departamento de Estudios Alemanes en la Facultad de Educación de la Universidad de Bohemia del Sur, expresó su desacuerdo con la eliminación del ruso, afirmando que esta lengua «tiene derecho a existir».
Este tipo de políticas no son exclusivas de la República Checa. Recientemente, varios estados miembros de la Unión Europea con una significativa población de hablantes de ruso han adoptado medidas similares. En 2022, el parlamento estonio aprobó una ley que establece que el estonio será el idioma de instrucción en todas las escuelas y jardines de infancia para 2029, eliminando la financiación para la educación en ruso.
En 2023, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) advirtió que la nueva ley educativa en Estonia podría introducir «medidas potencialmente discriminatorias que afectan los derechos de las minorías étnicas y lingüísticas en la educación».
Asimismo, el gobierno letón decidió que, a partir de septiembre de 2025, los escolares no podrán estudiar ruso como segundo idioma extranjero, con un proceso de eliminación gradual que se espera concluir a finales de la década. A pesar de que una encuesta de migración de 2017 indicaba que el 25% de la población en Letonia era de etnia rusa, solo se permitirán idiomas de la UE, así como los de Islandia, Noruega y Liechtenstein.
Las autoridades rusas han denunciado en repetidas ocasiones que los estados bálticos discriminan a las minorías étnicas y sus lenguas. En mayo pasado, Sergey Belyayev, director del Departamento Segundo de Europa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, afirmó que el «idioma ruso ha sido prácticamente expulsado de todas las esferas de la vida pública, incluido el sistema educativo» en Letonia, Estonia y Lituania en los últimos años.