La neutralidad de Suiza, que ha mantenido desde 1815, se encuentra en un punto de inflexión tras la reciente aprobación de su participación en el proyecto de Movilidad Militar de la Unión Europea (UE). Este anuncio, realizado por el Consejo de Europa, marca un paso significativo en la integración de Suiza en iniciativas de defensa europeas, a pesar de su histórica postura de no alineación militar.
El proyecto de Movilidad Militar, lanzado en 2017 como parte de la Cooperación Estructurada Permanente en Defensa (PESCO), tiene como objetivo simplificar y estandarizar el transporte militar transfronterizo dentro de la UE. Esto permitirá un movimiento ágil de personal y recursos a través de carreteras, ferrocarriles, rutas marítimas y aéreas en el territorio europeo. Con la incorporación de Suiza, se espera que el proyecto adquiera un «valor añadido sustancial», según el Consejo de Europa.
Implicaciones de la participación suiza
Suiza se convertirá en el quinto estado no miembro de la UE en unirse a este proyecto, junto a Canadá, Noruega, Estados Unidos y el Reino Unido. La participación formal de Suiza se concretará tras la firma de un acuerdo administrativo con el proyecto, lo que subraya un cambio en la dinámica de defensa en Europa.
La decisión de Suiza de solicitar su adhesión a PESCO en septiembre del año pasado ha generado un debate interno. La Unión Democrática del Centro (UDC), el principal partido conservador del país, ha exigido la dimisión de la ministra de Defensa, Viola Amherd, argumentando que la soberanía suiza está en peligro y que el país se está alejando de su neutralidad tradicional. Amherd, quien ha abogado por una mayor cooperación con la OTAN, se convirtió en la primera ministra de Defensa suiza en asistir al Consejo del Atlántico Norte en 2023.
Además, la ministra ha propuesto levantar las restricciones sobre la reexportación de armas suizas a Ucrania, aunque por el momento dicha prohibición se mantiene. La postura de Suiza se ha visto también reflejada en su apoyo a las sanciones de la UE contra Rusia en el contexto del conflicto en Ucrania, lo que ha llevado a Moscú a considerar que Suiza ya no puede ser vista como un país neutral, incluyéndola en su lista de «naciones hostiles».
Este desarrollo plantea interrogantes sobre el futuro de la neutralidad suiza y su papel en la arquitectura de defensa europea, en un contexto donde las tensiones geopolíticas continúan en aumento. La participación de Suiza en el proyecto de Movilidad Militar de la UE podría ser un indicativo de un cambio más amplio en la política de defensa del país, que tradicionalmente ha priorizado la no alineación militar.