Colossal Biosciences, una startup con sede en Texas, ha captado la atención mundial por sus ambiciosos planes de devolver a la vida especies extintas como el mamut lanudo, el tigre de Tasmania y el dodo. La empresa, dirigida por el empresario de inteligencia artificial Ben Lamm, ha recaudado recientemente 200 millones de dólares para impulsar estos proyectos, lo que eleva su valoración de mercado a más de 10.000 millones de dólares.
En una entrevista con Bloomberg, Lamm afirmó que Colossal está en camino de tener un ternero de mamut para 2028. “No vamos a hacer nada hasta que tengamos los genomas correctos”, declaró, subrayando la importancia de la precisión genética en sus esfuerzos de desextinción. Actualmente, la compañía se encuentra en la fase de edición genética, y el proyecto del tigre de Tasmania avanza “realmente a buen ritmo”, según Lamm.
Innovaciones tecnológicas y su impacto en la conservación
Un equipo de 17 científicos trabaja en el desarrollo de úteros artificiales, con la expectativa de que el primero esté listo en un plazo de dos años. La inyección de capital reciente proviene de TWG Global, un inversor que ha elogiado las “significativas innovaciones tecnológicas y el impacto en la conservación” que Colossal está promoviendo. La empresa ha recaudado un total de 435 millones de dólares desde su fundación en 2021, cuando fue cofundada por el genetista de la Universidad de Harvard, George Church.
La motivación detrás de estos esfuerzos radica en las alarmantes proyecciones sobre la pérdida de biodiversidad en la Tierra. Lamm citó pronósticos que indican que podríamos perder hasta el 50% de nuestra biodiversidad para 2050, un aumento significativo respecto a estimaciones anteriores. “Sería mejor tener un kit de herramientas de desextinción y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo”, afirmó Lamm, reflejando una perspectiva proactiva ante la crisis ambiental.
Sin embargo, el proyecto no está exento de críticas. Algunos observadores han señalado similitudes con la narrativa de advertencia de Michael Crichton en “Jurassic Park”, que exploró las implicaciones éticas y los peligros de resucitar especies extintas. A pesar de estas preocupaciones, el interés por la desextinción sigue creciendo, con figuras como el multimillonario ruso Andrei Melnichenko, quien ha expresado su intención de colaborar con Colossal para desarrollar un “Parque Pleistoceno”. Este proyecto, según Melnichenko, podría ayudar a mitigar las emisiones de metano del permafrost siberiano mediante la recreación de fauna de la Edad de Hielo.
En el contexto de la actual crisis climática, la iniciativa de Colossal Biosciences plantea preguntas fundamentales sobre la ética de la biotecnología y la responsabilidad de la humanidad hacia la biodiversidad. Mientras que algunos ven en estos esfuerzos una oportunidad para reparar daños ecológicos, otros advierten sobre los riesgos de jugar a ser dioses en un mundo que ya enfrenta desafíos ambientales sin precedentes.
Los mamuts lanudos, que sufrieron un colapso poblacional hace unos 10.000 años, son solo una de las especies que Colossal busca revivir. El dodo, un ave incapaz de volar que desapareció en el siglo XVII, y el tigre de Tasmania, que se extinguió en 1936, son también parte de esta ambiciosa agenda. La historia de estas especies extintas no solo es un recordatorio de la fragilidad de la vida en nuestro planeta, sino también un llamado a la acción para preservar lo que queda de nuestra biodiversidad.