Hace aproximadamente 4,900 años, un pueblo neolítico en la isla danesa de Bornholm realizó sacrificios de cientos de piedras grabadas con motivos solares y agrícolas. Investigadores de la Universidad de Copenhague, en colaboración con climatólogos, han logrado establecer que estos rituales coincidieron con una erupción volcánica de gran magnitud que oscureció el sol en el norte de Europa.
A lo largo de la historia, las erupciones volcánicas han tenido consecuencias devastadoras para las sociedades humanas, provocando fenómenos como el enfriamiento del clima, escasez de luz solar y cosechas reducidas. Por ejemplo, en el año 43 a.C., una erupción en Alaska liberó grandes cantidades de azufre a la estratosfera, lo que resultó en fracasos agrícolas en torno al mar Mediterráneo, generando hambrunas y enfermedades, un hecho bien documentado en fuentes escritas de la antigua Grecia y Roma.
Aunque no existen fuentes escritas que documenten el Neolítico, los climatólogos del Instituto Niels Bohr han analizado perforaciones en núcleos de hielo y han podido establecer que una erupción volcánica similar ocurrió alrededor del 2,900 a.C. Este evento debió tener un impacto devastador en los pueblos neolíticos de Europa del Norte, que dependían en gran medida de la agricultura.
El significado de las «piedras del sol»
Este nuevo conocimiento sobre el clima durante el Neolítico ha llevado a los arqueólogos a reconsiderar sus hallazgos de las denominadas «piedras del sol», descubiertas en el sitio de Vasagård en Bornholm. Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista Antiquity.
Según el arqueólogo Dr. Rune Iversen, quien ha participado en las excavaciones, «sabemos desde hace tiempo que el sol era el centro de las culturas agrícolas en el norte de Europa. Dependían del sol para llevar a cabo sus cosechas. Si el sol casi desaparecía debido a la niebla en la estratosfera durante largos períodos, esto habría sido extremadamente aterrador para ellos».
Las piedras del sol son piezas de pizarra plana con patrones grabados y motivos solares, que simbolizaban la fertilidad y que probablemente se ofrecían en sacrificio para asegurar la luz solar y el crecimiento de las cosechas. Se encontraron en grandes cantidades en el sitio de Vasagård Oeste, donde los residentes las depositaron en zanjas que formaban parte de un recinto con estructura de embalse, junto con restos de banquetes rituales como huesos de animales y objetos de cerámica rota.
Dr. Iversen y su equipo creen que existe una alta probabilidad de que haya una conexión entre la erupción volcánica, los cambios climáticos posteriores y los sacrificios rituales de las piedras del sol. «Es razonable suponer que los neolíticos de Bornholm querían protegerse de un posible deterioro del clima al sacrificar estas piedras, o tal vez querían expresar su gratitud porque el sol había regresado», añade.
Además del deterioro climático agudo alrededor del 2,900 a.C., las culturas neolíticas del norte de Europa también se enfrentaron a otras adversidades. Nuevos estudios de ADN de restos humanos han evidenciado que la peste estaba muy extendida y causaba altas tasas de mortalidad.
Durante este mismo periodo, los arqueólogos han documentado un cambio en las tradiciones que habían mantenido durante siglos. La llamada Cultura del Vaso Campaniforme, que había dominado hasta hace aproximadamente 5,000 años, comenzó a desvanecerse.
En el recinto que hemos excavado en Bornholm, también se observa que, tras el sacrificio de las piedras del sol, los residentes modificaron la estructura del sitio, reemplazando las zanjas de sacrificio por extensas filas de palizadas y casas de culto circulares. «No sabemos por qué ocurrió este cambio, pero es razonable pensar que los dramáticos cambios climáticos a los que estuvieron expuestos jugaron un papel importante en esta transformación», concluye el Dr. Iversen.
