El gobierno sueco ha anunciado nuevas regulaciones que endurecen los requisitos para la obtención de la ciudadanía, en un contexto marcado por un aumento significativo de la inmigración y la preocupación por la integración de los recién llegados. Johan Forssell, ministro de Migración, ha declarado que los inmigrantes deberán demostrar que han llevado una “vida honesta” y que respetan los valores liberales de Suecia para poder acceder a la nacionalidad.
Las nuevas normas, que entrarán en vigor el próximo año, exigen que los solicitantes hayan residido en Suecia durante al menos ocho años y que no tengan antecedentes penales ni deudas pendientes, tanto antes como después de su llegada al país. Actualmente, los inmigrantes pueden solicitar la ciudadanía tras cinco años de residencia, pero solo se evalúa su conducta desde su llegada a Suecia.
Forssell enfatizó la importancia de estos requisitos en un momento en que Suecia ha recibido a cientos de miles de personas de diversas partes del mundo. “Deberías sentirte orgulloso de ser ciudadano sueco, y solo se siente orgullo una vez que has hecho un esfuerzo”, afirmó el ministro en una rueda de prensa.
Valores y seguridad en el centro del debate
Entre los valores que los inmigrantes deberán aceptar se encuentran la igualdad de género y los derechos de la comunidad LGBT. Forssell fue contundente al afirmar: “Si no aceptas eso, Suecia no es el país para ti.” Esta declaración se produce en un contexto donde el gobierno sueco ha comenzado a implementar políticas para incentivar el retorno de inmigrantes a sus países de origen, lo que Forssell ha calificado como “un cambio de paradigma en nuestra política migratoria.”
La política migratoria de Suecia ha sido objeto de críticas y controversias, especialmente desde 2015, cuando el país se autodenominó “superpotencia humanitaria” y abrió sus fronteras a más de 160,000 solicitantes de asilo, la cifra más alta per cápita en Europa. Desde entonces, casi un millón de personas, en su mayoría provenientes de Oriente Medio y África del Norte, han llegado al país. Sin embargo, este aumento ha ido acompañado de un incremento en la criminalidad, con un notable aumento en los casos de homicidio y delitos sexuales en los últimos años.
Según datos de 2023, los casos de homicidio y asesinato han casi duplicado desde 2012, mientras que los delitos sexuales han aumentado un 56% entre 2013 y 2021. Un informe de 2017 del periódico Dagens Nyheter reveló que el 90% de los perpetradores de tiroteos en Suecia son inmigrantes de primera o segunda generación.
El primer ministro Ulf Kristersson se comprometió a abordar el creciente problema de la criminalidad relacionada con los inmigrantes, especialmente tras una serie de asesinatos en un corto período de tiempo, atribuidos a bandas de narcotraficantes de origen medio oriental. En agosto de 2023, el gobierno sueco informó que más personas estaban abandonando el país que las que llegaban, una tendencia que no se había visto en un siglo.
Además, la comisión gubernamental ha recomendado que Suecia despoje de la ciudadanía a los ciudadanos con doble nacionalidad que cometan delitos que amenacen la seguridad nacional. El ministro de Justicia, Gunnar Strommer, ha anunciado que el parlamento votará sobre esta cuestión el próximo año.