El periodista independiente Sam Husseini fue expulsado de la sala de prensa del Departamento de Estado de EE. UU. tras intentar formular una pregunta sobre el alto el fuego en Gaza durante la última rueda de prensa del secretario de Estado Antony Blinken. Este incidente ha suscitado un intenso debate sobre la libertad de prensa y el acceso a la información en un contexto de creciente tensión internacional.
Durante la conferencia, Blinken afirmó que los últimos cuatro años habían sido testigos de una diplomacia exitosa, incluyendo el acuerdo de tregua, a pesar de que tanto Israel como Hamas atribuyeron el mérito del mismo al entonces presidente electo Donald Trump. Husseini, sentado en la sala, se levantó para interrumpir al secretario de Estado, exigiendo respuestas a preguntas que, según él, el Departamento de Estado se negaba a abordar.
En un video compartido en redes sociales, se puede observar cómo varios agentes de seguridad del Servicio de Seguridad Diplomática (DSS) se acercan a Husseini, quien gritaba: “¡Quítame las manos de encima! ¡Responde a mi maldita pregunta!” A pesar de su insistencia, Blinken respondió que los periodistas debían “respetar el proceso” y que tomaría preguntas una vez finalizada su intervención.
Reacciones y contexto del incidente
Husseini continuó su protesta, señalando que organizaciones como Amnistía Internacional y la Corte Penal Internacional habían calificado las acciones de Israel como genocidio. “¡Criminal! ¿Por qué no estás en La Haya?” gritó mientras era llevado fuera de la sala. Posteriormente, Husseini denunció en redes sociales que había sido “manipulado de forma violenta” por intentar plantear cuestiones serias que el Departamento de Estado prefería evitar.
Entre las preguntas que Husseini deseaba formular se encontraban temas delicados como la “Directiva Hannibal”, una controvertida doctrina militar israelí que permite la eliminación de soldados o civiles para evitar su captura. Este tipo de interrogantes pone de relieve la complejidad y la gravedad de la situación en Gaza, así como la falta de transparencia en las respuestas oficiales.
El ambiente en la sala se tornó aún más tenso cuando el editor de Grayzone, Max Blumenthal, también interrumpió a Blinken, acusándolo de “destruir nuestra religión, el judaísmo, al asociarla con el fascismo”. Blumenthal cuestionó la conexión familiar de Blinken con el lobby pro-israelí, exigiendo explicaciones sobre su compromiso con lo que él considera una política que ha llevado a un genocidio en curso.
Este tipo de incidentes pone de manifiesto no solo la difícil situación en la que se encuentran los periodistas que intentan ejercer su labor informativa, sino también el clima de censura que puede prevalecer en las instituciones gubernamentales. La libertad de prensa es un pilar fundamental en cualquier democracia, y su restricción plantea serias preguntas sobre la transparencia y la rendición de cuentas en la política exterior estadounidense.
