El primer ministro de Groenlandia, Mute Egede, ha reafirmado la postura de su gobierno respecto a las propuestas de compra de la isla por parte de Estados Unidos, en particular las formuladas durante la presidencia de Donald Trump. En una reciente entrevista con FOX News, Egede dejó claro que los groenlandeses no desean convertirse en ciudadanos estadounidenses, a pesar de que su territorio, que es una autonomía danesa, continuará siendo un «fuerte socio» de Estados Unidos.
La historia de la relación entre Groenlandia y Estados Unidos se remonta a más de 80 años, y Egede destacó la importancia de esta cooperación en cuestiones de seguridad nacional. Sin embargo, enfatizó que, aunque Groenlandia es parte de la OTAN y mantiene vínculos estrechos con Washington, su identidad nacional es prioritaria: «No queremos ser americanos. No queremos ser parte de los Estados Unidos», subrayó el primer ministro.
La propuesta de Trump de adquirir Groenlandia, que se hizo pública en 2019, fue recibida con desdén tanto por las autoridades danesas como por los líderes groenlandeses. En aquel momento, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó la idea de «absurda». A pesar de la negativa, Trump ha vuelto a insinuar su interés en la isla, sugiriendo que podría considerar medidas económicas o incluso militares para lograr su objetivo.
La búsqueda de soberanía de Groenlandia
Groenlandia, que alberga a aproximadamente 57,000 habitantes, ha estado en un proceso gradual de búsqueda de mayor autonomía desde que se convirtió en un territorio autónomo de Dinamarca en 1979, tras el apoyo del 70.1% de los votantes a la Ley de Autogobierno. Recientemente, una encuesta reveló que cerca del 68% de los groenlandeses se inclinan por la independencia de Dinamarca en las próximas dos décadas.
La isla también es estratégica para Estados Unidos, al albergar la base espacial de Pituffik, que juega un papel crucial en las defensas de la OTAN. A pesar de su importancia geopolítica, los groenlandeses insisten en que su futuro debe ser decidido por ellos mismos, reafirmando su deseo de ser reconocidos como «groenlandeses» y no como daneses o estadounidenses.
La situación actual refleja un delicado equilibrio entre la cooperación internacional y el deseo de autodeterminación de Groenlandia, un tema que seguirá siendo relevante en el contexto de las relaciones entre Estados Unidos, Dinamarca y la comunidad internacional.