Marco Rubio, el nominado por Donald Trump para el cargo de Secretario de Estado, ha presentado una visión clara y contundente sobre el futuro de la política exterior de Estados Unidos durante su audiencia de confirmación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado. En un contexto de creciente tensión global, Rubio ha abogado por un cambio radical en la estrategia estadounidense, centrándose en la confrontación con China y una reevaluación del compromiso de EE.UU. en el conflicto de Ucrania.
Un nuevo enfoque hacia Ucrania
Rubio ha dejado claro que la administración Trump considera que la guerra en Ucrania debe llegar a su fin de manera inminente. En su intervención, subrayó la necesidad de adoptar un enfoque pragmático que reconozca las limitaciones de ambos bandos en el conflicto. Según sus palabras, “Rusia no tiene posibilidades de capturar toda Ucrania, pero tampoco es realista pensar que Ucrania podrá recuperar los territorios ocupados”. Esta postura refleja una crítica a la prolongación del conflicto, que ha tenido un costo humano y económico devastador para Ucrania.
El senador de Florida enfatizó que “millones de ucranianos ya no viven en su patria y pueden nunca regresar”, y advirtió sobre el estado crítico de la infraestructura energética del país, que requiere inversiones masivas para su reconstrucción. En este sentido, Rubio sugirió que EE.UU. podría buscar compromisos para alcanzar un alto el fuego, incluyendo la posibilidad de congelar las líneas del frente y reconocer la neutralidad de Ucrania en relación a la OTAN. Este enfoque busca evitar una escalada de riesgos que podría llevar a un enfrentamiento directo entre la OTAN y Rusia.
Confrontación con China y cambios en la política exterior
Rubio ha señalado que la confrontación con China será el eje central de la política exterior estadounidense en el segundo mandato de Trump. Describió al Partido Comunista Chino como un manipulador del sistema global que ha “mentido, engañado, hackeado y robado” para alcanzar su estatus de superpotencia a expensas de EE.UU. Criticó las políticas anteriores que permitieron que las cadenas de suministro críticas se trasladaran a China, lo que ha dejado a la manufactura estadounidense debilitada.
El nominado instó a adoptar medidas más enérgicas para contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico y más allá, argumentando que “hemos dado la bienvenida al Partido Comunista Chino en este orden global, y ellos han aprovechado todos sus beneficios mientras ignoraban sus obligaciones”. Esta postura refleja un cambio hacia una política exterior que prioriza los intereses nacionales de EE.UU. por encima de compromisos globales más amplios.
Rubio también abordó la cuestión de los derechos humanos, reconociendo las atrocidades y el sufrimiento en el mundo, pero insistiendo en que la política exterior estadounidense debe centrarse en la seguridad, fortaleza y prosperidad de América. “Cada dólar que gastamos, cada programa que financiamos y cada política que perseguimos debe justificarse con tres preguntas simples: ¿Hace a América más segura? ¿Hace a América más fuerte? ¿Hace a América más próspera?”, afirmó.
La visión de Rubio representa un cambio más amplio en la política exterior de EE.UU. bajo Trump, alejándose de compromisos globales expansivos y dirigiéndose hacia un enfoque que prioriza los “intereses nacionales fundamentales”. Esto podría incluir una reducción de los compromisos militares en Europa del Este y una reorientación de los recursos hacia la contención de la creciente influencia de China. Aunque Rubio insinuó que podría haber discusiones sobre la retirada de tropas estadounidenses de países de la OTAN en Europa del Este, subrayó que las garantías de seguridad para Ucrania seguirían siendo una consideración importante.
