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Descubren secretos del mosaico de Alejandro Magno gracias a técnicas no invasivas

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enero 18, 2025

El mosaico de Alejandro Magno, una obra maestra de 2.100 años de antigüedad, ha sido objeto de un exhaustivo análisis científico que busca preservar su legado para las futuras generaciones. Esta fascinante pieza, que representa la victoria de Alejandro sobre el rey persa Darío III en la Batalla de Issus, se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (MANN), Italia, y ha sido objeto de estudio por investigadores de la Universidad de Nápoles Federico II en colaboración con MANN.

Un tesoro cultural en peligro

Con unas dimensiones de 5,82 x 3,13 metros y compuesta por más de 1,9 millones de pequeñas teselas, la técnica opus vermiculatum utilizada en su construcción ha permitido una representación altamente detallada. Sin embargo, su antigüedad y la complejidad de su elaboración han llevado a una degradación que amenaza su integridad. En este contexto, el estudio titulado «De lo diminuto a lo inmenso: foco geológico en el mosaico de Alejandro (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, Italia) mediante análisis in situ no invasivos», publicado en PLOS ONE, ha utilizado métodos analíticos no destructivos para evaluar su estado de conservación y los materiales empleados en su construcción.

El análisis mediante imágenes multispectrales ha permitido capturar reflejos y luminescencias en 64 áreas del mosaico, revelando la complejidad de los colores de las teselas y signos de degradación superficial. Los investigadores también emplearon fluorescencia de rayos X portátil para obtener un análisis químico detallado, así como espectroscopía de transformada de Fourier y espectroscopía Raman para entender el contenido mineral y los materiales utilizados. La termografía infrarroja brindó una perspectiva térmica, detectando anomalías que sugieren desafíos en la conservación.

Imágenes representativas de teselas coloreadas
Imágenes representativas de microscopía óptica de teselas coloreadas. Crédito: PLOS ONE (2025). DOI: 10.1371/journal.pone.0315188

Los resultados del estudio han revelado que las superficies del mosaico presentan evidencia de recubrimientos de yeso y cera, siendo este último probablemente aplicado durante restauraciones del siglo XIX. La identificación de materiales y la comprensión de su composición son cruciales para garantizar que cualquier intervención futura sea respetuosa con la pieza original y efectiva en su conservación.

Las teselas se agruparon en cuatro categorías según sus composiciones, lo que indica la diversidad de fuentes geológicas de las que se extrajeron. Los materiales de carbonato, en tonos claros como blanco, rosa y amarillo, probablemente provienen de mármoles italianos y mediterráneos. En cambio, los materiales silicatados, en colores oscuros, podrían derivar de rocas volcánicas o metamórficas.

Los investigadores planean continuar con análisis adicionales de muestras de mortero e imágenes que complementen estos hallazgos, ofreciendo así datos esenciales para futuras intervenciones en la conservación de este emblemático mosaico. La combinación del arte antiguo con la tecnología moderna no solo revitaliza nuestro entendimiento sobre el pasado, sino que también refuerza nuestro compromiso con la preservación del patrimonio cultural.

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