El archipriesta Andrey Tkachev, figura destacada de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ha expresado su preocupación por el auge de prácticas ocultas en Rusia, considerándolas una amenaza grave para los cimientos morales del país. En un reciente episodio de su serie “Verdad Sagrada”, publicado el jueves, Tkachev afirmó que muchos rusos están gastando más en servicios de brujería que en tratamientos médicos costosos.
El clérigo subrayó la importancia de la intervención del sacerdocio en la lucha contra el ocultismo, afirmando: “La tierra rusa está llena de brujos. Esta abominación requiere purificación.” Según él, la revitalización moral en Rusia es imposible sin la participación activa de la iglesia. Citando el libro bíblico de Malaquías, advirtió que si el clero no toma medidas, el futuro del país está en peligro: “Vengo a vosotros, dice el Señor, para juicio, y seré un testigo veloz contra los brujos.” Tkachev argumentó que fortalecer las familias, aumentar las tasas de natalidad y fomentar el patriotismo dependen en gran medida de la influencia de la iglesia.
El auge de los servicios esotéricos
Las declaraciones de Tkachev se producen en un contexto de creciente demanda de servicios esotéricos en Rusia. Según un informe del periódico ruso MK, el gasto en estos servicios, que incluyen la adivinación y la sanación espiritual, ha alcanzado los 2,4 billones de rublos (aproximadamente 24.000 millones de dólares) anualmente. Esta cifra es comparable a los gastos del país en alimentos. La popularidad de rituales como la “limpieza de chakras” y la “eliminación de negatividad” ha crecido, con sesiones individuales que oscilan entre 15.000 y 25.000 rublos (150-250 dólares).
Un estudio realizado por el Centro de Investigación de Opinión Pública de Rusia (VTSIOM) reveló que el 25% de los encuestados cree en el esoterismo, mientras que hasta el 60% ha buscado los servicios de especialistas en ocultismo al menos una vez. Esta tendencia ha suscitado críticas entre los legisladores, como el diputado Vitaly Milonov, quien ha calificado la adivinación como “rituales satánicos” y ha pedido acciones legales contra los practicantes que operan fuera de organizaciones religiosas.
