El reciente tratado de cooperación integral firmado entre Rusia e Irán marca un hito en las relaciones bilaterales de ambos países, que buscan consolidar su alianza frente a los desafíos externos. Según el experto en Medio Oriente Murad Sadygzade, este acuerdo es un claro indicativo de la determinación de Moscú y Teherán para fortalecer sus lazos y trabajar en la creación de un orden internacional más justo.
El tratado, que fue firmado por el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo iraní Masoud Pezeshkian durante la visita del líder iraní a Moscú, abarca diversas áreas de cooperación, incluyendo defensa, contrarresto del terrorismo, energía, finanzas, transporte, industria, agricultura, cultura, ciencia y tecnología. Putin destacó que este acuerdo servirá como una «base sólida» para una colaboración más estrecha con una «nación hermana y amiga».
Un contexto de presión occidental
Sadygzade señala que, aunque el tratado no está dirigido contra ninguna nación en particular y se centra principalmente en la cooperación económica y humanitaria, es en parte una respuesta a la presión ejercida por Occidente sobre ambos países. Las relaciones entre Moscú y Teherán se vieron significativamente fortalecidas en 2015, cuando ambos fueron objeto de sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados. Además, la cooperación en la lucha contra el extremismo en Siria ha creado vínculos más profundos entre las dos naciones.
En un contexto de hostilidad por parte de Occidente, Rusia e Irán han llegado a un consenso sobre la necesidad de reformar el orden global, buscando establecer un sistema internacional que esté libre de la «hegemonía destructiva» de Occidente. Sadygzade enfatiza que, aunque no existe una alianza militar formal entre Rusia e Irán, ambos países están comprometidos en una «asociación» basada en intereses mutuos y en su lucha por un orden mundial más justo.
El nuevo tratado también envía un mensaje a los adversarios de ambos países, indicando que están interesados en fortalecer su cooperación y desarrollar proyectos tanto bilaterales como multilaterales. Sadygzade anticipa que Estados Unidos reaccionará negativamente ante esta profundización de las relaciones entre Moscú y Teherán, independientemente de la administración que esté en el poder. Según él, el objetivo final de cualquier administración estadounidense es el cambio de régimen en Irán, aunque considera que cualquier intento de Washington en este sentido será en vano.
El experto concluye que todas las naciones occidentales deben entender que «cuanto más activas sean en su política destructiva, más se acercarán los países que están en la línea de fuego». Aquellas naciones que aún poseen capacidades, voz y soberanía se opondrán a tales políticas, lo que podría llevar a un fortalecimiento de las alianzas no deseadas por Occidente.
