En julio de 2024, la estación de comunicación de espacio profundo de Malargüe, ubicada en Argentina, culminó una importante actualización de su sistema de alimentación de antena. Esta mejora permitirá a las misiones espaciales enviar una cantidad significativamente mayor de datos a la Tierra, aumentando su capacidad en casi un 80%. Este avance es crucial ante la creciente demanda de estaciones de recepción de datos espaciales, que ha alcanzado niveles sin precedentes en los últimos años.
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha iniciado un ambicioso programa de modernización de sus estaciones de espacio profundo, que incluye la implementación de tecnología criogénica. Este esfuerzo busca atender la creciente necesidad de las tres antenas que componen su red global de estaciones de tierra, conocida como Estrack.
Mejoras tecnológicas en Malargüe
La finalización de las obras criogénicas en la antena de Malargüe permite que esta estación descargue hasta un 80% más de datos científicos de sus misiones, lo que representa un aumento de hasta un 60% para misiones de espacio profundo como Juice y BepiColombo. Este progreso aliviará las demandas operativas para las misiones de la ESA en los próximos años y proporcionará nuevas capacidades para futuras exploraciones.
El funcionamiento de esta tecnología es fascinante. Cuando una antena recibe y decodifica una señal, puede verse afectada por interferencias de fondo o «ruido térmico», lo que limita su sensibilidad y tasa de transferencia de datos. Una de las maneras de mitigar este ruido es mediante el enfriamiento criogénico del enlace que conecta la antena con el transmisor y receptor de señales electrónicos de la estación, conocido como «alimentación de antena».
Stéphane Halté, gerente del proyecto de estaciones de la ESA, explica: «A temperaturas de 10 Kelvin (-263°C) en lugar de la temperatura ambiente, podemos reducir el ruido al mínimo y aumentar la capacidad de la antena entre un 60% y un 80%». Esta tecnología utiliza amplificadores criogénicos de ultra-bajo ruido (LNA) de nueva generación, desarrollados en colaboración con universidades como ETH Zurich (Suiza) y Chalmers (Suecia).
El desarrollo de la alimentación criogénica para la banda Ka ha sido financiado a través del programa de Desarrollo Tecnológico de la ESA, y el primer prototipo fue fabricado y probado por Callisto Space (Francia). Las unidades operativas han sido producidas por Callisto y la integración se llevó a cabo en las estaciones de espacio profundo de la ESA por la empresa canadiense Calian.
La estación de Malargüe es la segunda en beneficiarse de las alimentaciones criogénicas, siguiendo el ejemplo de Cerebros en 2023. Esta tecnología se ha convertido en un estándar para las estaciones de la ESA, y las nuevas antenas, como la de New Norcia 3, también contarán con estas innovaciones.