Relaciones entre España y la nueva administración de Donald Trump
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha mantenido un enfoque de prudencia ante la investidura de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos. A pesar de las diferencias ideológicas evidentes, el Ejecutivo español busca establecer «la mejor relación posible» con la administración Trump, consciente de las implicaciones económicas que esto conlleva. Durante su primer mandato, Trump impuso aranceles a más de 100 productos españoles, lo que afectó significativamente a sectores clave como el del aceite, el vino y el jamón ibérico.
Desde el Palacio de la Moncloa, el Gobierno está atento a los planes de Trump en materia de política exterior, especialmente en relación con los aranceles y la interacción con la OTAN. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha destacado la importancia de mantener una conexión constructiva con Estados Unidos, a pesar de reconocer una «ola reaccionaria» que representa una amenaza para la democracia en Europa. En este contexto, ha defendido que el gasto en defensa en el marco de la OTAN debe abordarse de manera conjunta, reiterando el compromiso de España de alcanzar al menos el 2% del PIB en inversiones.
Asimismo, la vicepresidenta de la Comisión Europea para la Transición Limpia, Teresa Ribera, ha expresado la necesidad de evitar la confrontación con Estados Unidos, abogando por relaciones basadas en la cooperación. Ribera ha subrayado que la sociedad americana ha mantenido históricamente lazos estrechos con la europea, y ha enfatizado la importancia de defender valores democráticos en un contexto internacional que se presenta como complejo y desafiante. La posición del Gobierno español refleja un deseo de fortalecer las relaciones transatlánticas, priorizando el diálogo y la colaboración en un entorno global en constante cambio.