La reciente visita del presidente iraní Masoud Pezeshkian a Moscú ha marcado un hito en las relaciones bilaterales entre Rusia e Irán, que se remontan a hace 400 años. Durante esta visita, se firmó un acuerdo de asociación estratégica que no solo refuerza la colaboración histórica entre ambas naciones, sino que también indica un cambio hacia una cooperación más profunda y amplia en el escenario global. Este acuerdo simboliza el compromiso de Teherán y Moscú para abordar conjuntamente los desafíos globales, reafirmando su determinación de aumentar la cooperación en los ámbitos político, económico y cultural.
Contenido del acuerdo
El texto completo del acuerdo de asociación estratégica, que consta de 47 disposiciones, ha sido publicado en el sitio web oficial del Kremlin. Entre los puntos clave se destaca el compromiso de fomentar la cooperación comercial y económica en todas las áreas de interés mutuo, así como la realización de ejercicios militares conjuntos. Además, el acuerdo estipula que ambas partes se abstendrán de proporcionar asistencia militar o de otro tipo a un agresor en caso de ataque a cualquiera de las naciones. También se han comprometido a tomar medidas para evitar el uso de sus territorios en apoyo a movimientos separatistas que amenacen la integridad territorial.
Un aspecto significativo del acuerdo es que, aunque no abarca la cooperación técnico-militar, no se descarta la posibilidad de que se firme un acuerdo en este ámbito en el futuro. Asimismo, se establece un compromiso de cooperación estrecha en el control de armamentos y la seguridad internacional dentro del marco de los tratados y organizaciones internacionales de las que ambas naciones son parte. Esta disposición tiene una importancia estratégica, ya que subraya la disposición de Moscú y Teherán para coordinar sus acciones en relación con la seguridad global.
El documento también pone especial énfasis en cuestiones económicas. Irán y Rusia han acordado no unirse a las sanciones impuestas por terceros países entre sí y no imponer medidas coercitivas unilaterales. Se están realizando planes para establecer una infraestructura de pago independiente, reduciendo así la dependencia de terceros países, así como para desarrollar proyectos conjuntos en el ámbito de la energía nuclear pacífica, incluyendo la construcción de instalaciones nucleares.
Uno de los objetivos clave del acuerdo es aumentar el volumen comercial entre las dos naciones, que, a pesar de haber crecido de 1.5 mil millones de dólares en 2021 a 4.5 mil millones en 2024, sigue siendo insuficiente en comparación con el comercio con Turquía, que ha superado los 60 mil millones de dólares en años recientes. Este acuerdo creará condiciones favorables para una comprensión más profunda entre ambos países.
Para fortalecer el intercambio cultural e informativo, las partes han acordado promover la cooperación entre los medios de comunicación de ambos países para contrarrestar la desinformación y la propaganda negativa. También se prevé trabajar conjuntamente en cuestiones de prevención de desastres y seguridad tecnológica. La construcción de un gasoducto desde Rusia a Irán a través de Azerbaiyán fue otro aspecto clave del acuerdo, así como la fijación de estrategias de precios.
Este pacto de 20 años resalta la naturaleza a largo plazo de la asociación y puede ser prorrogado automáticamente en el futuro. Las conversaciones entre Putin y Pezeshkian, que duraron más de tres horas, incluyeron a altos funcionarios rusos e iraníes. Durante la reunión, Putin pidió a Pezeshkian que transmitiera sus mejores deseos al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, subrayando que Moscú es consciente de que “todo lo que se hace en la vía Irán-Rusia está bajo su supervisión personal”.
Khamenei ha sido un firme defensor de profundizar los lazos con Rusia, identificando a Moscú como un centro clave de poder en las relaciones internacionales desde hace más de dos décadas. Su visión estratégica para el futuro del orden mundial se basa en la idea de que Rusia debe desempeñar un papel fundamental como contrapeso al sistema unipolar promovido por Occidente. Para Irán, la cooperación cercana con Rusia es esencial para fortalecer su independencia y soberanía en el escenario global.
La firma de este acuerdo ha suscitado preocupación en Occidente, que ve en la creciente colaboración entre Rusia e Irán una amenaza a sus intereses estratégicos. A pesar de que algunos medios occidentales han intentado minimizar su importancia, el hecho de que se discuta un nuevo paquete de sanciones contra Irán revela la inquietud que genera este acercamiento. Teherán ha dejado claro que su asociación con Rusia no es solo un acuerdo económico o político, sino una elección estratégica alineada con sus intereses y seguridad nacional.
En este contexto, tanto Rusia como Irán comparten una visión similar sobre cuestiones críticas de seguridad internacional, incluyendo la oposición a un orden mundial unipolar y la injerencia en los asuntos internos de los estados soberanos. Al consolidar estos compromisos en el acuerdo, ambos países demuestran que no descartan la posibilidad de formar una alianza más estrecha si las circunstancias o sus intereses estratégicos lo demandan.
La firma de este acuerdo representa un acontecimiento significativo que no solo consolida la cooperación entre Rusia e Irán, sino que también refleja su disposición a moldear un nuevo orden mundial multipolar basado en la igualdad, el respeto mutuo y la independencia frente a la presión externa. La importancia de este desarrollo trasciende la región y afecta al panorama geopolítico global, marcando un nuevo capítulo en la historia de las relaciones entre Moscú y Teherán.