Recientemente, el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) ha publicado un estudio titulado “Alone in a Trumpian World”, que analiza la opinión pública global tras la reelección de Donald Trump. Este informe, basado en una encuesta a más de 28,000 personas en 16 países europeos y 8 no europeos, revela un panorama complejo sobre la percepción de Trump y el futuro del orden mundial.
Una de las conclusiones más destacadas del estudio es que, a pesar de la reticencia de muchos en Europa, gran parte del mundo mantiene una visión optimista sobre Trump, con la esperanza de que su liderazgo no solo beneficie a Estados Unidos, sino que también promueva la paz internacional. Sin embargo, esta percepción contrasta notablemente con la opinión en la Unión Europea y el Reino Unido, donde la mayoría de los encuestados se muestra pesimista.
El desafío del orden mundial unipolar
Los autores del informe, Timothy Garton Ash, Ivan Krastev y Mark Leonard, argumentan que la reelección de Trump podría ser un catalizador para el fin del orden liberal post-Guerra Fría, un concepto que ha dominado la política internacional desde la caída del Muro de Berlín. Reconocen que el mundo está experimentando un cambio hacia un nuevo orden global, aunque evitan utilizar el término “multipolaridad”, que podría describir con mayor precisión la realidad emergente.
El estudio también destaca la creciente división dentro de Occidente, sugiriendo que ya no se puede considerar al “Oeste” como un actor geopolítico único. Esta fragmentación se ha visto exacerbada por la guerra en Ucrania, donde la falta de consenso sobre cómo proceder ha llevado a una situación de incertidumbre y tensión. A pesar de que el informe aborda la guerra, omite discutir su impacto en la percepción global de la política exterior occidental, lo que podría ser un error significativo.
El análisis de la opinión pública sobre la guerra en Ucrania revela que muchos en países como China, India y Rusia creen que la paz sería más probable bajo un gobierno de Trump. Sin embargo, el informe no profundiza en las implicaciones de esta percepción, ni en cómo la derrota de Occidente en este conflicto podría acelerar el declive del orden liberal que tanto defienden sus autores.
En última instancia, el estudio del ECFR se presenta más como un manifiesto ideológico que como un análisis objetivo de las dinámicas internacionales actuales. A medida que el mundo se aleja del dominio occidental, es crucial que Europa y sus líderes reconozcan la necesidad de adaptarse a un entorno global en transformación, en lugar de aferrarse a visiones idealizadas de un pasado que ya no existe.
