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Un 25% de los estadounidenses vive en áreas de alto riesgo por exposición al radón, según un nuevo estudio

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enero 21, 2025

Investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard han desarrollado una base de datos nacional que compila millones de mediciones de radón en interiores realizadas entre 2001 y 2021. Este estudio revela que casi el 25% de la población de Estados Unidos podría estar expuesta a concentraciones de radón que superan los 148 Bq/m3, un nivel asociado con riesgos de cáncer.

El radón es un gas radiactivo que se origina a partir de la descomposición natural del uranio presente en el subsuelo. Este gas puede infiltrarse en los edificios, lo que representa un riesgo significativo para la salud pública, ya que es la segunda causa de cáncer de pulmón en Estados Unidos, provocando aproximadamente 21,000 muertes al año. A nivel global, se estima que esta cifra se eleva a 220,000, y la exposición al radón también se ha vinculado a otros riesgos sanitarios, como el cáncer de mama, accidentes cerebrovasculares y cáncer de estómago.

La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA) recomienda la instalación de sistemas de mitigación de radón cuando la concentración en espacios habitables alcanza o supera los 148 Bq/m3. Históricamente, los esfuerzos por mapear los niveles de radón han ofrecido promedios a nivel de condado basados en datos limitados, lo que ha dificultado la identificación de las comunidades más vulnerables que requieren intervención.

En este contexto, las agencias de salud pública han instado a mejorar el mapeo del radón, considerando que el crecimiento poblacional, el cambio climático, las prácticas de construcción y los esfuerzos de mitigación han alterado el patrón de riesgo asociado al radón a lo largo del tiempo.

Un nuevo modelo de predicción para mapear el riesgo de radón

El estudio titulado «Mapas nacionales de radón de alta resolución basados en mediciones masivas en interiores en Estados Unidos», publicado en las Proceedings of the National Academy of Sciences, utilizó aproximadamente 4.48 millones de mediciones de radón y 186 factores contribuyentes relacionados para entrenar un algoritmo que permite extrapolar el riesgo de radón basado en códigos postales.

Los factores predictivos asociados a estas mediciones incluían parámetros geológicos, como la concentración de uranio en la roca madre y la composición del suelo, condiciones meteorológicas, indicadores socioeconómicos y características arquitectónicas clave, como el tamaño y la antigüedad de las viviendas, y la presencia de sótanos. Este conjunto exhaustivo de variables es crucial para capturar la diversidad de influencias sobre los niveles de radón en diferentes comunidades.

El modelo desarrollado ha demostrado una eficacia notable al captar las variaciones en las concentraciones de radón, con un error absoluto medio de 22.6 Bq/m3 en observaciones a nivel de código postal. Una vez validado, el modelo se utilizó para estimar las concentraciones de radón en áreas que carecían de mediciones directas, aprovechando los valores de los predictores conocidos en esas localidades.

La concentración promedio de radón en Estados Unidos se estimó en 53.3 Bq/m3, ligeramente superior a la cifra de 48.1 Bq/m3 proporcionada por la EPA. Se identificaron cinco zonas de radón según las concentraciones promedio predichas, con variaciones significativas entre regiones.

La Zona 1 (por debajo de 37 Bq/m3) abarca gran parte del valle central de California, el suroeste de Texas, y la mitad sur de la costa este. En esta zona, Louisiana y Texas presentaron las menores concentraciones promedio, con 24.7 Bq/m3 y 29.7 Bq/m3, respectivamente. La Zona 5, que incluye áreas de Dakota del Sur, Nebraska y partes de Ohio, muestra las concentraciones más altas de radón, alcanzando hasta 246 Bq/m3 en algunas zonas de Newark, Ohio.

En promedio, alrededor de 3.7 millones de personas viven en la Zona 5 a lo largo del año, aunque durante el invierno, la Zona 4 puede convertirse en Zona 5, incrementando la cifra a casi 10 millones. Este fenómeno se debe a la reducción de la ventilación durante la calefacción de los hogares en invierno, lo que atrapa el gas radón en sótanos y aire recirculado.

El estudio concluye que 83.8 millones de personas, o el 26.8% de la población, residen en hogares donde las concentraciones de radón pueden superar los 148 Bq/m3. Curiosamente, la mayoría de estas residencias se encuentran en zonas de bajo radón, lo que resalta la necesidad de pruebas exhaustivas a nivel nacional. Zona 2, por sí sola, contabiliza 33.4 millones de residentes expuestos a niveles elevados de radón.

Algunas zonas históricamente altas han mostrado ligeras disminuciones en los niveles de radón, lo que puede reflejar prácticas de mitigación más robustas y una mayor conciencia sobre los riesgos asociados al radón. Este nuevo modelo puede emplearse para diseñar códigos de construcción específicos para cada comunidad o para aumentar los esfuerzos de mitigación por parte de los propietarios de viviendas, contribuyendo así a la reducción de la exposición al radón y mejorando la salud pública.

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