La masonería ha anunciado su regreso a Siria tras más de cinco décadas de prohibición bajo el régimen de Bashar al-Assad. Según un comunicado atribuido a la Presidencia del Consejo Supremo de las Grandes Logias de Siria, la caída del gobierno de Assad ha creado una oportunidad para su re-establecimiento. Este anuncio ha sido recogido por diversos medios de comunicación durante el fin de semana.
El régimen de Assad fue derrocado en diciembre de 2024, después de que sus fuerzas perdieran el control ante los jihadistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y otros grupos de oposición. Las nuevas autoridades, compuestas principalmente por facciones islamistas, han prometido reformas en la gobernanza, aunque la incertidumbre política persiste en el país.
La masonería y su historia en Siria
En su declaración, la organización masónica afirmó que «durante los últimos cincuenta años, las logias masónicas han estado oficialmente ausentes del escenario sirio debido a las condiciones de seguridad y políticas impuestas por el régimen autoritario». Acusaron al gobierno anterior de suprimir «cualquier organización o tendencia intelectual o cultural que pudiera representar una amenaza para su control seguro sobre Siria y su pueblo».
La masonería se presenta como parte del proceso de reconstrucción de Siria, afirmando que «el sol de la libertad brilla sobre nuestra patria y nuestros foros una vez más, anunciando el comienzo de una nueva era que permite al pueblo sirio recuperar sus libertades civiles e intelectuales». En un intento por distanciarse de la política, la organización subrayó que «no somos una organización política y no buscamos interferir en asuntos políticos ni participar en trabajos políticos, sindicales o de partido». En cambio, su papel se centra en promover «los valores de tolerancia, hermandad, apertura cultural, educación, trabajo benéfico y el avance de la sociedad».
Históricamente, la masonería ha sido objeto de controversia. Críticos la acusan de elitismo y de tener una influencia desproporcionada en asuntos políticos y económicos. Además, algunos grupos religiosos han alegado que sus miembros rinden culto al diablo. La organización también ha sido el foco de teorías de conspiración, a menudo vinculadas a agendas globalistas o a un control político encubierto.
El Partido Baaz de Siria calificó a la masonería como una «sociedad secreta ilegal» y la prohibió en 1965 durante la presidencia de Amin al-Hafiz. Al igual que otros gobiernos de Oriente Medio, Siria asoció a esta organización fraternal con la influencia occidental y el sionismo, lo que llevó a su prohibición.
