La creciente demanda energética de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial (IA) está transformando diversos sectores, pero su desarrollo conlleva un alto coste energético que plantea serios desafíos ambientales. Un informe del Departamento de Energía de Estados Unidos, elaborado por el Lawrence Berkeley National Laboratory, revela que el consumo de electricidad de los centros de datos en el país se ha triplicado en la última década y se espera que vuelva a triplicarse para 2028. Este aumento implica que la demanda alcanzará aproximadamente 325 teravatios hora (TWh), cifra que supera el consumo anual de naciones enteras como España, el Reino Unido o Italia. Estos centros, que son fundamentales para el entrenamiento y funcionamiento de los modelos de IA, requerirán entre 74 y 132 gigavatios (GW) de potencia instalada, lo que representa entre el 6,7% y el 12% del total de la electricidad consumida en Estados Unidos.
El aumento en la demanda de energía se ve impulsado por el constante crecimiento de la inteligencia artificial generativa, que alimenta herramientas como ChatGPT y otros sistemas avanzados. A medida que se proyecta un incremento del consumo eléctrico de entre el 13% y el 27% entre 2023 y 2028, expertos advierten que la infraestructura energética de Estados Unidos podría no ser capaz de soportar esta sobrecarga si no se implementan mejoras significativas en la eficiencia de los centros de datos. Además, el informe plantea preocupaciones sobre el uso de recursos hídricos para la refrigeración de estos sistemas, ya que se estima que el consumo de agua podría duplicarse o incluso cuadruplicarse en los próximos años.
La respuesta a esta creciente demanda energética ya está tomando forma. La administración del presidente Donald Trump ha anunciado inversiones que alcanzan los 500.000 millones de dólares para construir nuevos centros de datos y plantas de energía, en un proyecto denominado Stargate. Entre las soluciones propuestas, la energía nuclear avanzada se perfila como una alternativa viable, con empresas tecnológicas explorando la posibilidad de utilizar pequeños reactores nucleares para garantizar un suministro energético constante y eficiente. En el contexto europeo, España se posiciona como un punto atractivo para la instalación de centros de datos, donde se prevé que la capacidad eléctrica aumente significativamente en los próximos años, lo que plantea un reto considerable para su red eléctrica y su capacidad para satisfacer la creciente demanda del sector.
