El legado de Edwin Hubble y la expansión del universo
A lo largo del siglo XX, el astrónomo estadounidense Edwin Hubble desempeñó un papel crucial en la ampliación de nuestro entendimiento sobre el universo. En una reunión de la Sociedad Astronómica Americana en enero de 1925, se presentó un trabajo que reveló que la nebulosa de Andrómeda, conocida como M31, se encontraba a casi un millón de años luz de distancia, lo que la excluía como parte de la Vía Láctea. Este hallazgo marcó el inicio de una nueva era en la astronomía, abriendo la puerta a la exploración y estudio de un universo mucho más vasto de lo que se había imaginado anteriormente. A partir de entonces, los astrónomos han descubierto que el universo contiene billones de galaxias.
Durante siglos, se asumió que la Vía Láctea era el único universo existente. Sin embargo, el trabajo de Hubble y sus contemporáneos permitió identificar nebulosas, que inicialmente eran consideradas como parte de nuestra galaxia. A finales del siglo XVIII, astrónomos como William Herschel y Charles Messier catalogaron diversas nebulosas, creyendo que todas eran objetos dentro de la Vía Láctea. No fue hasta el debate entre Harlow Shapley y Heber Curtis en 1920 que se comenzaría a cuestionar seriamente esta noción, con Curtis defendiendo la idea de que algunas de estas nebulosas eran, de hecho, galaxias independientes.
El avance de Hubble no se detuvo en la identificación de Andrómeda. Su investigación sobre las variables Cefeidas, estrellas cuya luminosidad varía según un período específico, le permitió calcular la distancia a M31. Aunque su estimación inicial fue de 900,000 años luz, posteriormente se corrigió a aproximadamente 2.5 millones de años luz. Este descubrimiento no solo demostró que Andrómeda era una galaxia lejana, sino que también selló el destino de la teoría de que la Vía Láctea era el único universo. La obra de Hubble culminó con la observación de que las galaxias se alejan entre sí, lo que sugiere un universo en expansión, un concepto que Georges Lemaître desarrolló aún más al relacionar la observación con la teoría del Big Bang. El legado de Hubble perdura en la astronomía moderna, con telescopios como el Hubble y el James Webb, que continúan desvelando los secretos del cosmos.