Los misteriosos estallidos de radio rápidos: un avance en su comprensión
Los estallidos de radio rápidos (FRBs, por sus siglas en inglés) son señales enigmáticas en forma de destellos de ondas de radio que se originan en el espacio y han capturado la atención de los astrónomos desde su primera detección en 2007. Estos fenómenos, que emiten una cantidad de energía en menos de un milisegundo equivalente a la que el Sol libera en un día, siguen siendo objeto de intensas investigaciones. Recientemente, cuatro estudios han comenzado a desvelar los lugares de origen de estos estallidos, lo que podría ayudar a entender mejor su naturaleza y causantes. Sin embargo, las localizaciones de dos de estos estallidos revelan diferencias sorprendentes.
Uno de los FRBs se ha relacionado con un entorno caótico y magnéticamente activo cerca de una estrella de neutrones conocida como magnetar, mientras que el otro se ha detectado en los márgenes de una distante galaxia muerta y carente de estrellas. La utilización del telescopio canadiense CHIME (Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment) ha sido fundamental en la detección de estos fenómenos, permitiendo a los investigadores rastrear estallidos de radio tanto en nuestra galaxia como a distancias de hasta 8.000 millones de años luz. Estos hallazgos sugieren que los estallidos de radio pueden tener orígenes diversos, lo que plantea nuevas preguntas sobre la dinámica del universo.
El estudio del FRB 20221022A, captado por CHIME en 2022, ha revelado que este estallido duró solo 2,5 milisegundos y mostró una polarización notable, lo que indica que las ondas de radio se desplazaban a lo largo de una trayectoria específica. Los investigadores determinaron que este FRB se originó a unos 200 millones de años luz de distancia, en una región cercana a una estrella de neutrones. Este avance es significativo, ya que es la primera vez que se ha establecido que los FRBs pueden generarse en la cercanía de una estrella de neutrones, evidenciando un entorno magnético extremadamente intenso. La posibilidad de que estos fenómenos se originen en distintos ambientes, desde magnetares hasta galaxias distantes, abre nuevas vías para la investigación sobre uno de los enigmas más intrigantes del cosmos.