Un reciente informe filtrado por la directora del Museo del Louvre, Laurence des Cars, ha puesto de manifiesto la grave situación en la que se encuentra el famoso museo parisino. En este documento, dirigido a la ministra de Cultura, Rachida Dati, des Cars califica las condiciones del Louvre como «muy deficientes».
Según la información revelada por el diario Le Parisien, la directora expresa que visitar el Louvre se ha convertido en «una odisea física». En su carta, menciona que el acceso a las obras de arte es complicado y que los visitantes carecen de espacios adecuados para descansar. Además, señala que las opciones de comida y las instalaciones sanitarias son insuficientes y no cumplen con los estándares internacionales.
El Louvre, que atrae a 8,7 millones de visitantes al año, ha visto cómo la afluencia supera con creces la capacidad para la que fue diseñado. Este incremento, que ha más que duplicado la cantidad de visitantes que el museo podía manejar, ha contribuido a un deterioro significativo de sus instalaciones. Des Cars advierte que el hacinamiento ha provocado daños en los espacios del museo, que no son «impermeables» y que experimentan variaciones de temperatura que ponen en riesgo la conservación de las obras.
Inaugurado en 1793 en el Palacio del Louvre, que originalmente era una fortaleza medieval del siglo XII, el museo ha experimentado numerosas ampliaciones a lo largo de los años, destacando la famosa pirámide de cristal diseñada por el arquitecto I.M. Pei, inaugurada en 1989. No obstante, des Cars también ha expresado preocupaciones sobre esta estructura, señalando que en días calurosos crea un efecto invernadero que resulta incómodo tanto para los visitantes como para el personal.
En su carta, datada el 13 de enero, des Cars reconoce las limitaciones del presupuesto cultural actual en Francia, pero solicita fondos para llevar a cabo las renovaciones necesarias para afrontar la presión que sufre el museo. En un intento por mitigar el problema del hacinamiento, se limitó el número de visitantes diarios a 30,000 en 2022, frente a los 45,000 anteriores a la pandemia. Durante su punto máximo en 2019, el Louvre recibió 10 millones de visitantes.
Entre las medidas propuestas por des Cars se incluye la creación de una segunda entrada al museo y la reubicación de la ‘Mona Lisa’ en una sala propia para reducir la aglomeración en torno a esta célebre obra. «No podemos aceptar más el statu quo», enfatiza en su carta.
Paralelamente, Francia está llevando a cabo importantes proyectos de renovación en otras instituciones culturales, como el Centre Pompidou, que permanecerá cerrado durante cinco años, y la recientemente reabierta catedral de Notre-Dame, cuya reconstrucción tras el incendio de 2019 ha costado cerca de 700 millones de euros.