La confianza pública en los científicos es un pilar fundamental para el avance de la sociedad. Esta confianza no solo influye en decisiones personales relacionadas con la salud, sino que también proporciona una base sólida para la formulación de políticas respaldadas por evidencia, especialmente en momentos de crisis como la pandemia de COVID-19 o el cambio climático. Recientemente, un extenso estudio realizado por un equipo internacional de 241 investigadores ha revelado que la mayoría de las personas en el mundo confían relativamente en los científicos. Este análisis, que abarcó a 71,922 personas en 68 países, se ha publicado en Nature Human Behaviour.
A pesar de la percepción generalizada de una «crisis de confianza» en la ciencia, los datos muestran que los científicos son vistos como uno de los grupos más confiables de la sociedad. Sin embargo, el discurso mediático sobre esta supuesta crisis puede actuar como una profecía autocumplida, disminuyendo la credibilidad científica. Es importante destacar que, aunque en muchos países se ha observado una tendencia a la desconfianza, el análisis se extiende más allá de las naciones occidentales, abordando también contextos menos estudiados en el Sur Global.
Resultados del estudio global
El estudio, que se llevó a cabo entre noviembre de 2022 y agosto de 2023, utilizó una encuesta traducida y estandarizada aplicada en 68 países. Los resultados revelan que a nivel mundial, el nivel de confianza en los científicos es relativamente alto, con un promedio de 3.62 en una escala del 1 al 5. A nivel global, se percibe a los científicos como altamente competentes, con una integridad moderada y una intención benévola, aunque se observa que son vistos como ligeramente menos abiertos a la retroalimentación.
En términos de percepción, la mayoría de los encuestados consideran que los científicos son cualificados (78%), honestos (57%) y preocupados por el bienestar de las personas (56%). Ningún país del estudio mostró niveles bajos de confianza en los científicos, destacando que Australia se sitúa entre las naciones con mayor confianza en este grupo, superando la media global.
El análisis también sugiere que existen diferencias en la confianza en función de factores demográficos. En general, las mujeres, las personas mayores, los residentes urbanos y aquellos con mayores ingresos y educación tienden a confiar más en los científicos. Sin embargo, en los países occidentales, la orientación política parece influir en la percepción de los científicos, con las personas de inclinaciones conservadoras mostrando una menor confianza en comparación con sus contrapartes liberales.
El estudio también encontró que una gran mayoría de los encuestados (83%) apoya que los científicos se comuniquen activamente con el público y participen en la formulación de políticas. A nivel global, el 49% de los participantes considera que los científicos deberían abogar por políticas específicas, mientras que el 52% cree que deberían estar más involucrados en el proceso de toma de decisiones. En Australia, estas cifras son aún más altas, con dos tercios de la población apoyando la participación activa de los científicos en la defensa de políticas concretas.
A pesar de la alta confianza en los científicos, el estudio revela que menos de la mitad de los encuestados (42%) cree que los científicos muestran interés en las opiniones ajenas. Esto sugiere una desconexión entre la percepción de competencia y apertura de los científicos, y la necesidad de estos para ser más receptivos a la retroalimentación y al diálogo con la sociedad. La discrepancia entre las prioridades de investigación percibidas y deseadas también se asocia con la confianza en los científicos, indicando que los esfuerzos de estos no siempre alinean con las expectativas del público.
A medida que la sociedad enfrenta desafíos globales, es fundamental que los científicos escuchen y se adapten a las necesidades y preocupaciones del público. La construcción de la confianza no solo depende de la competencia científica, sino también de la capacidad de los científicos para comunicarse y colaborar con la sociedad en la que viven.