Las políticas actuales destinadas a afrontar los desafíos ambientales no están considerando adecuadamente que la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación son crisis interrelacionadas, lo que genera impactos acumulativos e intensificantes. Esta es una de las conclusiones clave de dos informes de evaluación elaborados por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) publicados a finales del año pasado.
Uno de los informes presenta un marco para un cambio transformador, mientras que el otro, conocido como la evaluación del Nexus, destaca las conexiones entre la pérdida de biodiversidad, la calidad del agua, la seguridad alimentaria, los riesgos para la salud y el cambio climático. Ambas evaluaciones se centran en los efectos de retroalimentación y los problemas en cascada que, en conjunto, conducen a una «policrisis». Según el informe del Nexus, «la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son interdependientes y producen impactos acumulativos que amenazan la salud y el bienestar humano».
Hacia un futuro sostenible
Los informes sugieren que es fundamental integrar la biodiversidad en los sectores que contribuyen a su pérdida, como la agricultura, la pesca, la silvicultura, el desarrollo urbano, la infraestructura, la minería y la energía, especialmente la derivada de combustibles fósiles. Este proceso de integración implica que todos los ministerios del gobierno y las industrias privadas deben considerar la biodiversidad en sus actividades.
Reducir la competencia por la tierra podría generar resultados positivos en diversas áreas, incluyendo la biodiversidad, la alimentación, el agua, la salud y el clima. Esto podría lograrse a través de dietas saludables y sostenibles, la reducción del desperdicio alimentario, la intensificación ecológica de la agricultura y la restauración de ecosistemas. Los informes ofrecen más de 70 opciones efectivas para que las políticas impulsen el cambio transformador necesario hacia un futuro sostenible.
Entre estas opciones se incluyen la implementación de soluciones basadas en la naturaleza en áreas urbanas, el uso de planificación espacial para configurar el uso de los recursos terrestres y marinos, la medición y el reporte sobre los activos naturales, la restauración de ecosistemas ricos en carbono como los bosques, suelos y manglares, y el apoyo a los sistemas alimentarios indígenas. A pesar del claro valor de los informes, es preocupante que las problemáticas combinadas de agua, energía, salud, agricultura y biodiversidad ya se discutieron en la cumbre mundial sobre desarrollo sostenible de 2002, lo que pone de manifiesto la urgencia de pasar de la reinvención a la implementación de soluciones para problemas ya conocidos.
El proceso de consenso que caracteriza a la IPBES se ha visto afectado por las dinámicas de varios cumbres globales que no lograron sus objetivos el año pasado. La Convención sobre la Diversidad Biológica (COP16) no pudo concluir y tendrá que reanudarse en febrero, mientras que la cumbre climática anual (COP19) dejó a muchos delegados decepcionados por la falta de financiación. A pesar de haber logrado publicar sus informes, la IPBES debe mejorar su proceso de consenso, que se vio marcado por intereses nacionales y negociaciones difíciles.
Los informes, que son el resultado del trabajo de cientos de científicos, sintetizan la ciencia más actual. Sin embargo, los intereses políticos manifestados durante las negociaciones han diluido sus mensajes. A pesar de los intentos de los autores de los informes de acomodar las solicitudes de cambios, las diferencias entre las mismas a menudo generaron argumentos circulares que alejaron las conclusiones de la ciencia. Esta situación ha llevado a la frustración de los autores, quienes ven un riesgo creciente de que los científicos se alejen de este proceso.
Es imperativo que en el futuro el proceso de negociación cambie para devolver la ciencia al centro de las evaluaciones de la IPBES. Asimismo, la ciencia debe ofrecer una gama más amplia de opciones para desarrollar políticas efectivas. La plenaria ha acordado una revisión para examinar formas de mejorar el proceso de la IPBES, lo que debe orientarse hacia una reestructuración del proceso de negociaciones finales. Solo de esta manera se podrá asegurar que la ciencia y la política trabajen de la mano para enfrentar una crisis ambiental que amenaza el futuro del planeta.