Las estaciones de votación en Bielorrusia han abierto sus puertas para el día principal de las elecciones presidenciales, que se llevarán a cabo desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la tarde, hora local. En esta ocasión, se han registrado cinco candidatos, entre los que destaca el presidente en funciones, Alexander Lukashenko, quien ha mantenido el poder desde 1994.
Los otros cuatro aspirantes son: Anna Kanopatskaya, ex figura de la oposición y miembro de la Cámara de Representantes; Oleg Gaidukevich, líder del Partido Liberal Democrático; Sergey Syryankov, del Partido Comunista; y Aleksandr Khizhnyak, líder del Partido Republicano del Trabajo y la Justicia.
Se han establecido más de 5,000 lugares de votación en todo el país. Sin embargo, las autoridades han decidido no abrir estaciones de votación en el extranjero, citando preocupaciones de seguridad y una capacidad diplomática reducida. Las relaciones de Bielorrusia con Occidente se han deteriorado tras la represión de las protestas de oposición que siguieron a las elecciones presidenciales de 2020.
Contexto de las elecciones y la situación política
Las elecciones de 2020 en Bielorrusia provocaron protestas masivas debido a las acusaciones de fraude electoral, que Minsk ha negado, argumentando que la injerencia extranjera fue la causa del descontento. En este contexto, los medios occidentales suelen referirse a Lukashenko como un dictador. En noviembre pasado, el propio Lukashenko reconoció la existencia de una dictadura en Bielorrusia, describiéndola como un régimen de “estabilidad, seguridad, orden, bondad y hospitalidad.” Además, ha enfatizado la necesidad de un proceso electoral digno, evitando lo que él considera un “espectáculo al estilo estadounidense” que condujo a la violencia en EE.UU. el año pasado.
La relación entre Moscú y Minsk ha cobrado una importancia creciente en el contexto del conflicto en Ucrania, donde Bielorrusia ha actuado como un aliado estratégico y centro logístico para las operaciones rusas. En 2024, ambos países finalizaron un tratado de seguridad en respuesta al aumento militar estadounidense en Europa, que incluye planes para desplegar sistemas de misiles hipersónicos de medio alcance en Bielorrusia para 2025.
