Las empresas farmacéuticas estadounidenses han expresado un renovado optimismo en torno a su crecimiento bajo la administración de Donald Trump, tras el enfoque rígido de su predecesor, Joe Biden, hacia la industria durante los últimos cuatro años. La posibilidad de que Trump, al igual que en su primer mandato, priorice la reducción de los costos de atención médica para los estadounidenses es un tema que genera consenso, al ser considerado un asunto bipartidista en un país donde los pacientes enfrentan precios de medicamentos que superan en dos a tres veces los de otras naciones desarrolladas.
Aunque Trump todavía no ha delineado planes específicos de políticas de salud, se anticipa que su administración adoptará un enfoque más favorable a los negocios en comparación con el de Biden. Las empresas farmacéuticas esperan que Trump se centre en la regulación de los intermediarios conocidos como gestores de beneficios farmacéuticos (PBM), aliviando la presión sobre los precios que las mismas compañías farmacéuticas imponen, promoviendo así la innovación y mejorando el acceso de los pacientes a tratamientos.
El sector se muestra particularmente ansioso por modificaciones a la Ley de Reducción de la Inflación de Biden, que incluye disposiciones que buscan hacer que los medicamentos sean más asequibles, pero que la industria considera una amenaza para la innovación y sus beneficios.
Reformas necesarias en la industria farmacéutica
La reforma de los PBM se ha convertido en una prioridad para los fabricantes de medicamentos. Argumentan que estos intermediarios cobran en exceso a los planes de seguros por los descuentos negociados en medicamentos, subpagan a las farmacias por la dispensación de recetas y no transmiten los ahorros a los pacientes. A pesar de los esfuerzos bipartidistas para abordar estas preocupaciones, reformas significativas aún no se han concretado.
Sin embargo, la industria farmacéutica mantiene un optimismo cauteloso, a medida que Trump y legisladores de ambos partidos muestran preocupación por las prácticas de los PBM. Trump ha declarado que su objetivo es «eliminar al intermediario», buscando reducir los costos de los medicamentos a niveles sin precedentes.
Por otro lado, la industria también espera que Trump colabore con el Congreso para revisar una parte de la Ley de Reducción de la Inflación que permite a Medicare negociar precios de medicamentos con los fabricantes. Aunque esto es popular entre los pacientes mayores, desmantelar o reducir esta ley podría resultar difícil, dado el amplio apoyo que tiene en la sociedad.
Un aspecto relevante es la incertidumbre que rodea al nombramiento de Robert F. Kennedy Jr. como líder del Departamento de Salud y Servicios Humanos. Kennedy ha sido conocido por sus posturas críticas hacia las vacunas, lo que podría influir en la percepción pública y en las decisiones sobre la vacunación en Estados Unidos, un tema que ya es motivo de preocupación.
La industria farmacéutica, al tiempo que se muestra preocupada, también busca puntos de colaboración con la administración Trump, especialmente en el ámbito del tratamiento de enfermedades crónicas y la mejora del acceso a medicamentos. Por su parte, Trump ha mostrado interés en centrar sus esfuerzos en el desarrollo de tratamientos para el cáncer, un enfoque que podría ser beneficioso para el sector.
