El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, ha justificado su decisión de prohibir las negociaciones con Rusia, argumentando que su objetivo es evitar lo que él califica como conversaciones «separatistas» que escapen al control del gobierno ucraniano. En declaraciones a la prensa, Zelensky afirmó que Rusia ha intentado establecer contactos a través de diversos intermediarios, incluyendo legisladores ucranianos, parlamentarios europeos y contactos estadounidenses.
Durante una rueda de prensa conjunta con la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, Zelensky expresó su preocupación por el aumento de los canales de negociación que Moscú ha intentado establecer desde el inicio de su campaña militar en febrero de 2022. «Existían muchos procesos de negociación, muchos corredores políticos oscuros», comentó, añadiendo que se dio cuenta de que las autoridades ucranianas no podían controlar estas conversaciones y decidió «detenerlas rápidamente». Para él, cualquier diálogo con Moscú que no esté bajo la supervisión de su gobierno es considerado «separatismo».
Prohibición de negociaciones y su contexto
Zelensky firmó un decreto el 4 de octubre de 2022, en el que se declaraba que cualquier negociación con el presidente ruso, Vladimir Putin, era «imposible». Sin embargo, el documento no especificaba si él o cualquier otra persona podría mantener conversaciones con la dirección rusa. Desde entonces, Rusia ha mantenido su disposición para entablar diálogos de paz, acusando a Kiev de eludir cualquier intento de resolución diplomática del conflicto en curso.
Recientemente, Putin declaró que cualquier negociación entre Moscú y Kiev sería «ilegítima» mientras la prohibición esté vigente. El presidente ruso advirtió que los resultados de tales conversaciones podrían ser fácilmente anulados. Aunque reconoció que podrían realizarse algunos contactos preliminares, subrayó que no sería posible dar pasos «serios» hasta que la situación cambie. Además, Putin instó a los aliados occidentales de Ucrania a presionar al gobierno de Zelensky para que levante la prohibición de las negociaciones, sugiriendo que Kiev no tiene prisa por hacerlo, ya que se beneficia de la actual situación que le permite recibir «cientos de miles de millones de dólares de sus patrocinadores».
