En un reciente evento, la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, compartió un momento festivo al observar cómo su esposo, el presidente Donald Trump, cortaba un pastel en forma del nuevo diseño del Air Force One. Esta celebración tuvo lugar durante el baile inaugural del comandante en jefe, celebrado el 20 de enero de 2025, en el centro de convenciones Walter E. Washington, en Washington D.C.
La empresa Boeing, responsable de la construcción de los nuevos aviones que servirán como Air Force One, está colaborando estrechamente con Elon Musk, asesor del presidente Trump, para abordar los retrasos y sobrecostos acumulados en este proyecto. Según Kelly Ortberg, CEO de Boeing, se han superado los 2.000 millones de dólares en sobrecostos y los aviones presentan un importante retraso debido a cambios en el diseño, limitaciones laborales y problemas en la cadena de suministro.
Colaboraciones y Desafíos en el Proyecto Air Force One
El acuerdo para los nuevos aviones fue establecido durante el primer mandato de Trump, quien había manifestado su intención de cancelar el pedido si los costos no se ajustaban a lo razonable. En este sentido, el CEO Ortberg ha señalado que están trabajando con Musk para optimizar la entrega de los aviones, con la esperanza de que estén listos antes de que finalice el actual mandato del presidente Trump. Un portavoz de la Fuerza Aérea ha indicado que se espera un nuevo cronograma de entrega por parte de Boeing en la primavera.
Además, Musk, conocido por su trabajo con SpaceX, ha estado involucrado en la gestión de los gastos del gobierno, siendo nombrado por Trump para liderar una comisión encargada de esta tarea. Esta colaboración entre el sector privado y la administración pública refleja un enfoque pragmático que ha sido característico de la administración Trump, donde se busca la eficiencia y la reducción de costos en proyectos gubernamentales.
En el último trimestre, Boeing reportó pérdidas significativas en su unidad de defensa y espacio, incluyendo gastos de 1.700 millones de dólares en relación al programa Air Force One. Ortberg, quien asumió la dirección de la compañía en agosto, reemplazó al anterior líder de esta división en un intento por reestructurar y mejorar la situación financiera de la empresa.
Así, el proyecto del nuevo Air Force One se presenta como un microcosmos de las complejidades y desafíos que enfrenta la industria aeronáutica en la actualidad, donde la colaboración entre diferentes actores del sector privado y la administración pública puede resultar crucial para lograr los objetivos planteados.