Las elecciones de 2024 en Estados Unidos han dado lugar a un fenómeno inédito en el ámbito de las criptomonedas: la aparición de PolitiFi, una nueva categoría de criptomonedas meme que se vinculan directamente a candidatos políticos. Entre las más destacadas se encuentran MAGA, que respalda la campaña de Donald Trump, y BODEN, asociada al equipo de Joe Biden y Kamala Harris.
Un estudio publicado en la revista Finance Research Letters por investigadores de la Universidad Concordia ha analizado el crecimiento de este fenómeno y su impacto en la narrativa política, la visibilidad de los candidatos y, fundamentalmente, el aumento del compromiso político entre los votantes del ámbito criptográfico. Según Stéphane Sévigny, autor principal y candidato a doctorado en activos digitales, estas criptomonedas comenzaron como una broma pero se convirtieron en símbolos de convicción política.
El impacto de la política en el comercio de criptomonedas
A medida que avanzaba la campaña electoral, estas monedas ganaron atención entre los traders, superando a las criptomonedas meme tradicionales en términos de valor. En su punto máximo, el MAGA coin alcanzó una capitalización de mercado de aproximadamente 750 millones de dólares. Los investigadores llevaron a cabo estudios en torno a momentos críticos de la campaña que afectaron de manera diferente a las monedas MAGA y BODEN. Los hallazgos sugieren que la opinión política se reflejó en el comportamiento comercial.
Por ejemplo, tras el intento de asesinato de Trump en julio, los tokens republicanos vieron un aumento significativo del 15% en su valor, mientras que los asociados a los demócratas cayeron un 9%. Este patrón se invirtió cuando Biden fue sustituido por Harris, lo que llevó a una caída del 45% en los tokens demócratas. Estos datos indican que las monedas PolitiFi se utilizaron como una forma de expresar apoyo político entre los traders.
Sévigny destaca que la campaña de Trump supo aprovechar el potencial de PolitiFi para conectar con demografías que tradicionalmente se le resistían, como los jóvenes con educación universitaria y un porcentaje significativo de votantes negros e hispanos. Este enfoque oportunista podría haber influido en el resultado electoral al abordar la falta de regulación en el ámbito de las criptomonedas.
A pesar de que las criptomonedas de la campaña de 2024 han perdido cerca del 90% de su valor desde las elecciones, los investigadores consideran que PolitiFi seguirá siendo relevante en futuros procesos electorales, ya sea como vehículo de financiación o herramienta de engagement con los votantes. Es posible que ambos principales partidos políticos de EE. UU. emitan sus propias monedas oficiales, que podrían utilizarse cíclicamente cada dos o cuatro años, similar a la compra de una gorra o una bandera.
Este fenómeno, aunque originado en Estados Unidos, podría no tener un impacto significativo en las próximas elecciones en Canadá, pero podría encontrar un terreno fértil en democracias más grandes con regulaciones de financiación de campañas más laxas, como algunas de América del Sur.
La investigación ha sido coautorizada por Denis Schweizer, profesor de finanzas, y el estudio subraya la intersección entre la política y el mundo de las criptomonedas, un campo que sigue evolucionando y que plantea nuevas dinámicas en la forma en que los votantes se involucran y apoyan a sus candidatos.