Un impresionante avistamiento se ha producido en la costa central de California, donde se ha documentado un inusual «superpod» de más de 1.500 delfines Risso. Este fenómeno fue capturado en video mediante un dron por el equipo de Monterey Bay Whale Watch, el pasado 24 de enero de 2025, mientras estos mamíferos marinos realizaban acrobacias en la Bahía de Carmel.
El capitán Evan Brodsky, quien lideró la expedición, describió que los delfines se extendían «hasta donde alcanzaba la vista». Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), los delfines Risso suelen viajar en grupos mucho más pequeños, de entre 10 a 30 individuos, lo que hace que este avistamiento sea excepcional.
Desde una embarcación inflable de 6 metros, Brodsky y su equipo se encontraban en busca de ballenas grises cuando fueron testigos de la sorprendente aglomeración de delfines. Estos cetáceos, que pueden llegar a pesar hasta 499 kilogramos y medir 3,9 metros de largo, estaban saltando y jugando alrededor de la embarcación, en lo que parecía una auténtica celebración.
Colleen Talty, bióloga marina que participó en la expedición, calificó la experiencia como «increíble», destacando cómo los delfines nadaban junto a la proa del barco, aprovechando las olas para impulsarse en una actividad conocida como «bow riding». «Estaban disfrutando, saltando y dando golpes con la cola, parecía que estaban en una gran fiesta», comentó Talty.
Un fenómeno poco común
La mezcla de delfines adultos y juveniles sugiere que varios podas se unieron en su migración hacia el sur. Aunque no es la primera vez que se observa un grupo de esta magnitud, Talty enfatizó que no es algo habitual. La geografía de la costa de Monterey, con su cañón submarino, crea un entorno propicio para que estos delfines se acerquen a la costa, un comportamiento que no se observa en otras partes de la costa californiana.
El equipo inicialmente subestimó el tamaño del superpod, creyendo que se trataba de varios cientos de delfines. Sin embargo, al elevar el dron, Brodsky quedó asombrado por la cantidad de animales. «Cada vez que veo algo así, me deja sin palabras», expresó. Talty relató un momento particularmente memorable en el que observó a varios delfines girar sobre sus costados para mirarla fijamente, lo que subraya la interacción fascinante entre humanos y estas criaturas marinas.
A medida que los delfines continuaban interactuando con la embarcación, el equipo se mantuvo alerta para no interferir en su actividad, priorizando la seguridad de los animales. «No queremos hacer maniobras bruscas que puedan lastimar a un delfín. Eso es lo último que queremos», concluyó Brodsky. La experiencia fue, sin lugar a dudas, un recordatorio de la belleza y el misterio que aún se esconden en nuestros océanos.
