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El deshielo en el Ártico: el agua subterránea libera más carbono al océano de lo que se creía

In Sin categoría
enero 30, 2025

Investigadores de la Universidad de Texas en Austin han revelado que una pequeña cantidad de agua subterránea que fluye a través de la tundra de Alaska está liberando grandes cantidades de carbono en el océano. Este fenómeno, que ocurre a lo largo de la costa de casi 2,000 kilómetros del mar de Beaufort durante los meses de verano, podría tener serias implicaciones para el cambio climático.

El estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters, estima que esta agua subterránea está liberando alrededor de 230 toneladas de carbono orgánico al día, una cifra comparable a la que liberan los ríos de la región en los mismos meses. Cansu Demir, autora principal del estudio y actual investigadora postdoctoral en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, destacó que «este estudio muestra que hay enormes cantidades de carbono orgánico y dióxido de carbono liberados a través del drenaje de agua dulce en verano».

Implicaciones del deshielo y el flujo de carbono

A medida que la tundra continúa descongelándose, el flujo de agua subterránea se incrementa, lo que podría convertir las aguas oceánicas en una fuente de carbono para la atmósfera. El dióxido de carbono liberado podría contribuir a la acidificación del océano, un proceso que afecta gravemente a los ecosistemas marinos.

Este estudio es el primero en utilizar observaciones directas para demostrar que el agua dulce se está descargando en el entorno submarino del océano en la región ártica. Hasta ahora, se pensaba que esta descarga era muy limitada. Además, se ha logrado aislar el agua dulce, que puede provenir de la lluvia, el deshielo de la nieve y el deshielo del permafrost, del total del drenaje de agua subterránea, una aclaración importante que no se había realizado en investigaciones anteriores.

Los investigadores utilizaron técnicas de modelado numérico, térmico e hidráulico para determinar que, durante el verano, el agua dulce que entra en el mar de Beaufort al norte de Alaska es equivalente al 3-7% del total que drenan tres ríos principales en la zona. Aunque este volumen puede parecer pequeño en comparación con el flujo total de los ríos, contiene una cantidad comparable de carbono.

La dinámica de este fenómeno es compleja, ya que el agua subterránea se desplaza por suelos y sedimentos, recogiendo materia orgánica, nutrientes e incluso grandes volúmenes de carbono al interactuar con el permafrost. Este último actúa como un estuario subterráneo, almacenando agua y materia orgánica que, al descongelarse, se incorpora al flujo de agua subterránea.

Bayani Cardenas, coautor del estudio y profesor en el Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Texas, subrayó que «la costa ártica está cambiando ante nuestros ojos». La fusión del permafrost no solo transforma estos suelos en acuíferos costeros y submarinos, sino que también podría tener repercusiones significativas en la ecología costera del Ártico, aumentando la vulnerabilidad de organismos como crustáceos, almejas y caracoles a la acidificación del océano.

A medida que el cambio climático continúa afectando el permafrost, el volumen de agua dulce que llega al mar podría aumentar, lo que resultaría en una mayor liberación de gases de efecto invernadero en las aguas costeras, complicando aún más la ya frágil situación ambiental del Ártico.

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