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El Bocuse d’Or: La competición culinaria que eleva la gastronomía a la gloria

In Cultura
enero 31, 2025

El Bocuse d’Or, conocido como los ‘Juegos Olímpicos de la alta cocina’, se ha consolidado como la competencia culinaria más prestigiosa del mundo. Este evento bienal, que se lleva a cabo en Lyon, Francia, representa la culminación de dos años de eventos clasificatorios y horas interminables de entrenamiento para los chefs que aspiren a llevarse el galardón. A diferencia de los concursos de cocina que se ven en la televisión, donde los participantes compiten por dinero y fama, en el Bocuse d’Or los chefs buscan el respeto de sus pares y la inmortalidad culinaria, todo mientras representan a su país en un contexto donde no solo está en juego el orgullo nacional, sino también la atención de políticos y figuras influyentes de la industria gastronómica.

El evento, que dura 5 horas y 35 minutos, convierte a los participantes en protagonistas de una prueba de habilidad y resistencia donde la presión es palpable. Sin embargo, a diferencia de lo que se podría esperar, el ambiente en la competencia es notablemente sereno. Kenneth Toft-Hansen, ganador danés del Bocuse d’Or en 2019, destaca que, a pesar del rigor del evento, la atmósfera es de calma extrema, sin gritos ni dramas, en contraste con la imagen habitual de los cocineros que se ven en programas de televisión. La competencia se desarrolla con una precisión y un enfoque dignos de expertos en desactivación de bombas.

El apoyo de los aficionados es un elemento esencial del evento, creando un ambiente festivo que recuerda al de los Juegos Olímpicos. Los equipos nacionales están acompañados por fervientes seguidores que, con banderas y cánticos, animan a sus representantes. Esta edición del concurso vio a Paul Marcon, un chef francés de 28 años, alzarse con el primer puesto, quien comentó que la preparación mental es fundamental para manejar la presión que conlleva representar a su país.

La importancia del Bocuse d’Or va más allá de la competencia culinaria. Para muchos países, especialmente Francia, asegurar un buen desempeño en este evento tiene implicaciones económicas significativas. Nathalie Delattre, ministra delegada de Turismo, subraya que el evento es crucial para atraer turistas internacionales, quienes vienen a disfrutar de la rica gastronomía francesa. En este sentido, el gobierno francés ha lanzado el proyecto del Centro Nacional de Excelencia en Gastronomía, con una inversión de 27 millones de euros, cuyo objetivo es apoyar el éxito de los equipos franceses en competiciones internacionales.

La influencia del Bocuse d’Or también se extiende a otros países. Kamal Mahal Essoulami, chef marroquí y presidente de su equipo en esta edición, enfatiza que la competencia ayuda a los chefs a desarrollar sus habilidades culinarias y a poner a su país en el mapa turístico. Desde la introducción del evento clasificatorio africano en 2018, naciones como Marruecos y Túnez han tenido presencia en la final, lo que refleja un creciente reconocimiento del talento culinario africano.

La visión de Paul Bocuse, fundador del certamen en 1987, era celebrar la diversidad de la cocina mundial y permitir que las diferentes tradiciones culinarias se expresaran. Este legado perdura en el espíritu del Bocuse d’Or, donde la excelencia y la innovación se encuentran en cada plato, y donde chefs de todo el mundo se esfuerzan por alcanzar un estándar que trasciende fronteras y culturas.

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