El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado una decisión significativa al nombrar a Scott Bessent, ex gerente de fondos de cobertura, como director interino de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB) tras la destitución del anterior titular, Rohit Chopra. Este movimiento se produce en el contexto de una administración que busca implementar medidas que, según Bessent, tienen como objetivo «reducir costos para el pueblo estadounidense» y «acelerar el crecimiento económico».
Nuevos vientos en la regulación financiera
Bessent, quien asumió el cargo de secretario del Tesoro la semana pasada, asumirá el liderazgo de la CFPB hasta que se designe un nuevo director permanente. Este cambio en la dirección de la CFPB es un claro indicativo de la intención de Trump de modificar la regulación financiera en Estados Unidos, un área que ha estado bajo un intenso escrutinio y controversia en los últimos años.
La administración de Biden había nombrado a Chopra en 2021, quien se destacó por su postura firme contra las prácticas abusivas del sector bancario, impulsando una serie de regulaciones que buscaban limitar las tarifas por pagos atrasados y sobregiros. Sin embargo, estas iniciativas encontraron resistencia por parte de asociaciones de bancos, que argumentaron que tales regulaciones eran excesivas y podrían perjudicar a los consumidores. A pesar de ello, muchos analistas coinciden en que estas regulaciones eran necesarias para proteger a los ciudadanos de prácticas desleales en el sistema financiero.
Chopra, que fue visto como un adversario de la industria bancaria, continuó su trabajo en la CFPB durante casi dos semanas después de la toma de posesión de Trump, manteniendo una posición activa en temas candentes que afectan a los consumidores. Su salida, confirmada el 1 de febrero, abre la puerta a una nueva dirección que probablemente priorizará un enfoque más amigable hacia las instituciones financieras, en línea con la filosofía económica del nuevo secretario del Tesoro.
El nombramiento de Bessent podría ser interpretado como un intento de la administración Trump de realinear la CFPB hacia un modelo que favorezca el crecimiento del sector privado, posiblemente a expensas de las protecciones que se habían implementado en años anteriores. Este enfoque es coherente con la tendencia global de algunos gobiernos de equilibrar la intervención estatal y la libre empresa, un dilema que muchos países enfrentan actualmente.
