La reciente ofensiva de Donald Trump y Elon Musk contra la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) ha desatado una serie de reacciones que amenazan con provocar un desastre humanitario a nivel global. USAID, que opera en más de 100 países y cuenta con más de 10.000 empleados, es una de las principales herramientas del «poder blando» estadounidense, con un presupuesto de 40.000 millones de dólares asignados por el Congreso en el último año fiscal, lo que representa menos del 1% del gasto total del gobierno.
La situación se ha intensificado tras la reciente congelación de fondos de la agencia, que ha llevado al cierre de varios programas de ayuda y a la falta de financiación y comunicación con contratistas y aliados internacionales. Además, se ha iniciado una purga de empleados y altos cargos, incluyendo a responsables de investigaciones internas y ética.
La crítica de Musk y la reestructuración de USAID
En un giro sorprendente, Elon Musk afirmó que Trump ha decidido cerrar USAID, calificando a la agencia de «organización criminal» y de «nido de víboras de marxistas de izquierda radical que odian a Estados Unidos». A pesar de que Trump ha manifestado que le gusta «el concepto» de la agencia, ha criticado su dirección, señalando que ha estado bajo el mando de «lunáticos radicales de izquierda».
Aunque no se ha confirmado oficialmente el cierre de USAID, se han anunciado cambios profundos en su estructura, con Marco Rubio, el secretario de Estado, asumiendo el cargo de director en funciones de la agencia. Desde su creación en 1961, USAID había operado como una entidad independiente, pero ahora se integrará más estrechamente en el gobierno estadounidense.
Rubio, en un viaje por Centroamérica, ha confirmado su nueva función, aunque ha indicado que delegará en otra persona. Ha asegurado que «muchas funciones van a continuar», pero que deben alinearse con la política de «Estados Unidos primero» que promueve la administración Trump.
A pesar de que USAID sigue operativa, sus beneficiarios ya están sintiendo el impacto de estas decisiones. La sede central de la agencia permaneció cerrada, y los empleados han recibido órdenes de quedarse en casa. Recientemente, dos altos cargos fueron colocados en baja administrativa tras negarse a proporcionar acceso a sistemas internos a miembros del equipo de Musk, quien lidera un grupo de trabajo para recortar gastos y mejorar la eficiencia del gobierno.
Reacciones y consecuencias globales
Las acciones de la administración Trump han suscitado críticas en el ámbito político. Varios congresistas demócratas han calificado estas medidas de «ilegales» e «inconstitucionales», argumentando que el presidente está vulnerando la separación de poderes y asumiendo funciones que corresponden al Congreso. En respuesta, un senador demócrata ha amenazado con retrasar todas las sesiones de confirmación de nominados para el Departamento de Estado.
El impacto de los cambios en USAID es potencialmente devastador. Avril Benoît, directora ejecutiva de Médicos Sin Fronteras, ha advertido que la suspensión repentina de la asistencia humanitaria y el desmantelamiento de componentes críticos del sistema de ayuda estadounidense podrían provocar un «desastre humanitario sin paliativos» que afectará a millones de personas vulnerables en todo el mundo. Benoît ha señalado que ya hay organizaciones locales que han cerrado sus puertas y no saben cuándo podrán reabrir.