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Un estudio de Stanford revela que el potencial del biochar para almacenar carbono está subestimado

In Sin categoría
febrero 05, 2025

El biochar, un material similar al carbón derivado de la biomasa vegetal, ha sido considerado durante mucho tiempo como una herramienta prometedora para la eliminación de dióxido de carbono. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores de Stanford destaca un problema crítico: los métodos actuales para evaluar el potencial de almacenamiento de carbono del biochar pueden subestimar significativamente sus verdaderos beneficios ambientales.

El trabajo, publicado en Environmental Research Letters, apunta a la necesidad de una evaluación más precisa del biochar, lo que podría aumentar su credibilidad como solución frente al cambio climático. Los investigadores cuestionan las métricas convencionales de durabilidad y proponen un marco más matizado para evaluar los proyectos de biochar. El estudio surgió de un proyecto inicial que examinaba la capacidad del suelo para capturar dióxido de carbono.

Kate Maher, coautora del estudio y profesora de ciencias del sistema terrestre en la Stanford Doerr School of Sustainability, señala: «Nos dimos cuenta de que, aunque el biochar es un componente realmente importante del mercado de eliminación de carbono, hay muy pocos datos útiles sobre cómo se comporta realmente». Esta falta de información es crucial para que los responsables políticos y los compradores sean conscientes de las capacidades reales del biochar.

Reevaluando la durabilidad del biochar

El biochar se produce mediante la combustión lenta de materia orgánica con poco oxígeno. Su atractivo radica en su capacidad para almacenar carbono en el suelo durante largos períodos, evitando que este reingrese a la atmósfera como gas de efecto invernadero. La durabilidad del biochar, es decir, su resistencia a la descomposición, es un factor clave para determinar su efectividad.

No obstante, la mayoría de las evaluaciones de durabilidad del biochar se basan en una única métrica: la relación hidrógeno-carbono. Este simple indicador se considera correlacionado con la estabilidad del biochar en el suelo, pero el estudio de Stanford revela que este enfoque puede ser demasiado simplista. Al reanalizar el mayor conjunto de datos existente sobre la durabilidad del biochar, los investigadores descubrieron que depender únicamente de la relación hidrógeno-carbono ignora factores críticos como el tipo de suelo, las condiciones ambientales y la variabilidad de la materia prima del biochar.

Estos modelos, al no tener en cuenta estas variables, a menudo fallan en predecir los resultados reales en cuanto al almacenamiento de carbono y los beneficios para la salud del suelo y los cultivos. A.J. Ringsby, coautor del estudio y estudiante de doctorado en ingeniería química, argumenta que «el biochar tiene un inmenso potencial para la eliminación de dióxido de carbono, pero será visto como menos valioso por el mercado hasta que podamos establecer y predecir su durabilidad a largo plazo de manera confiable».

El estudio también encontró que los estándares actuales pueden subestimar el potencial de almacenamiento de carbono de muchos proyectos de biochar. Los experimentos de laboratorio, que a menudo son la base para las evaluaciones de durabilidad, son más manejables, pero con frecuencia no logran replicar con precisión las condiciones del mundo real. Por ejemplo, los estudios de campo muestran que factores como la composición del suelo y el clima local pueden influir drásticamente en el comportamiento del biochar una vez implementado.

Subestimar la durabilidad del biochar puede dejar una cantidad sustancial de almacenamiento de carbono sin acreditar, lo que podría generar desafíos económicos y políticos, especialmente a medida que crece la demanda de compensaciones de carbono.

Para abordar estas deficiencias, los investigadores proponen un proceso de evaluación en dos etapas: una estimación preliminar del potencial del biochar para eliminar dióxido de carbono antes de su implementación, seguida de mediciones en campo que refinan estas estimaciones con el tiempo. Esta metodología, argumentan, podría desbloquear un valor adicional para los proyectos, mejorar los datos para la modelización predictiva y aumentar la credibilidad del biochar en los mercados de carbono.

Además, el estudio subraya la necesidad de ensayos de campo coordinados a nivel global para comprender mejor cómo las variables ambientales influyen en el rendimiento del biochar. Estos ensayos podrían informar nuevos estándares de durabilidad que tengan en cuenta la variabilidad del mundo real, allanando el camino para un acreditamiento de carbono más preciso.

Ringsby concluye: «A diferencia de la mayoría de las tecnologías en el mercado, el biochar está listo para ser implementado y ya está proporcionando eliminación de carbono hoy». Para desbloquear su máximo potencial, se necesita mejores datos, estándares más robustos y un esfuerzo conjunto de la comunidad para diseñar los experimentos adecuados.

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