
El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, ha declarado recientemente que, aunque el Reino Unido no sería el «receptor directo» de los posibles aranceles impuestos por Estados Unidos, estos tendrían repercusiones significativas. En declaraciones a CNBC, Bailey advirtió que la implementación de aranceles podría fragmentar la economía global, lo cual no sería beneficioso para el crecimiento económico mundial.
En el contexto de una economía interconectada, el impacto sobre la inflación se presenta como un asunto más complejo, ya que dependerá de las respuestas de otros países a estas medidas y de cómo estas reacciones afecten al comercio internacional. Estas consideraciones son de suma importancia, especialmente en un mundo donde las dinámicas económicas son cada vez más volátiles.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha insinuado que el Reino Unido podría estar en la mira de nuevos aranceles, aunque también ha dejado entrever que existe la posibilidad de alcanzar un acuerdo. La semana pasada, Trump anunció aranceles sobre productos importados de China, Canadá y México, aunque posteriormente decidió pausar los gravámenes planeados para estos últimos dos países.
El estado del comercio entre EE.UU. y el Reino Unido
Bailey también subrayó que el Reino Unido no presenta un desequilibrio comercial significativo con Estados Unidos, lo que podría aliviar algunas de las tensiones comerciales. Según datos oficiales, Estados Unidos fue el mayor socio comercial del Reino Unido hasta septiembre de 2024, representando más del 17% del comercio total del país. Dependiendo de los datos que se consideren, se puede hablar de un pequeño déficit o superávit comercial entre ambas naciones. Sin embargo, lo que verdaderamente preocupa a Trump es que las cifras tienden a estar casi equilibradas, lo que podría no alinearse con su visión proteccionista.
Además, el gobernador del Banco de Inglaterra destacó que los servicios constituyen una parte importante del comercio del Reino Unido, un sector que no se ve afectado de la misma manera por los aranceles clásicos que los bienes tangibles.
En otro tema, el Banco de Inglaterra ha decidido reducir su tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos, llevándola al 4.5%. Esta decisión fue respaldada por siete de los nueve miembros del comité de política monetaria, mientras que dos abogaron por una reducción más pronunciada de 50 puntos básicos. Bailey calificó esta decisión de «cuidadosa» y «gradual», enfatizando que se tomarán en cuenta los riesgos y las incertidumbres que podrían afectar la inflación en el futuro.
El Banco de Inglaterra también ha revisado a la baja sus expectativas de crecimiento para el Reino Unido en 2025, pasándolas del 1.5% al 0.75%. En un contexto donde la economía británica apenas mostró un crecimiento del 0.1% en noviembre tras un leve retroceso en octubre, las perspectivas parecen desalentadoras, lo que añade presión a la política monetaria del país.