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El primer ministro Nawaf Salam ha completado la formación de su gabinete en medio de una crisis económica y tensiones regionales que afectan a Líbano. Este nuevo gobierno es el primero en funciones desde 2022, y su creación se produce en un contexto de reconstrucción del devastado sur del país y de búsqueda de seguridad tras los recientes enfrentamientos entre Israel y Hezbollah.
El presidente Joseph Aoun anunció el sábado que había aceptado la renuncia del antiguo gobierno en funciones y firmó un decreto que invita formalmente a Salam a formar un nuevo gabinete. La asignación de cargos en el gobierno libanés se realiza en función de las afiliaciones sectarias, donde el presidente debe ser un cristiano maronita, el primer ministro un musulmán sunita y el presidente del parlamento un musulmán chiita.
Salam ha formado un gabinete de 24 ministros, de los cuales cinco son mujeres, menos de un mes después de asumir el cargo. Este avance se produce tras más de tres semanas de estancamiento político, especialmente en lo que respecta a la selección de ministros chiitas, tradicionalmente elegidos por Hezbollah y su aliado, el partido Amal.
Desde 2008, Hezbollah y Amal han mantenido un tercio de los asientos del gabinete, lo que les permite vetar decisiones y disolver el gobierno. Sin embargo, según informes de medios, Salam se ha negado a ceder a sus demandas en esta ocasión. Esta decisión se produce un día después de que la enviada adjunta de Estados Unidos para Oriente Medio, Morgan Ortagus, insistiera en que Hezbollah fuera excluido del nuevo gabinete. Durante su visita a Líbano, también agradeció a Israel por haber infligido un duro golpe a la organización chiita.
La visita de Ortagus generó críticas cuando emergieron en las redes sociales fotografías de ella luciendo un anillo con la Estrella de David. Este contexto político se enmarca en una crisis económica que Líbano ha estado enfrentando desde al menos 2019, la cual se ha visto agravada por la explosión del puerto de Beirut en 2020, que dejó más de 200 muertos y destruyó gran parte de la ciudad. La pandemia de Covid-19 y el descontento civil por acusaciones de corrupción gubernamental han dejado al país luchando por abordar una serie de problemas que han paralizado su economía.
En octubre de 2023, Hezbollah se unió a Hamas en su guerra contra Israel, llevando a cabo una campaña de baja intensidad contra las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) a lo largo de la «línea azul» que separa Líbano de Israel y los Altos del Golán. El conflicto escaló en septiembre cuando Israel bombardeó bastiones de Hezbollah en el sur de Beirut, causando la muerte de varios comandantes de alto rango. Hezbollah firmó un alto el fuego con Israel a finales de noviembre, acordando retirarse del sur de Líbano entre la «línea azul» y el río Litani, permitiendo únicamente la presencia del ejército libanés y de los cascos azules de la ONU en la zona.