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El único Stradivarius de Polonia da vida a la música de Grażyna Bacewicz

In Cultura
febrero 08, 2025

Janusz Wawrowski, profesor de música y violinista, está utilizando el único violín Stradivarius que existe en Polonia para dar a conocer las obras de la compositora Grażyna Bacewicz. Este violín, una rareza que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y regresó a manos polacas, se ha convertido en un símbolo de la riqueza cultural del país.

Wawrowski, quien enseña en la Universidad de Música Chopin en Varsovia, emplea su talento musical y su acceso único a este instrumento para resaltar el legado de Bacewicz, una compositora y violinista polaca del siglo XX que ha sido reconocida por su notable contribución a la música clásica. La historia del Stradivarius en Polonia está marcada por la pérdida; muchos de estos instrumentos fueron robados o destruidos durante el conflicto bélico, lo que hace que la existencia de este violín sea especialmente significativa.

Antonio Stradivari, maestro artesano italiano de Cremona, dejó tras de sí cerca de mil instrumentos, entre los que destacan violines, violas y guitarras. A pesar de la evolución de la luthería, los violines de Stradivari siguen siendo considerados insustituibles por su calidad y características únicas. Wawrowski explica que la perfección geométrica y el exclusivo barniz de estos violines son elementos que influyen en su sonido excepcional. Este barniz, elaborado por Stradivari, junto con la madera de árboles que crecieron en climas severos, confiere a sus instrumentos un carácter inigualable.

La historia de la música en Polonia está profundamente entrelazada con la de los violines de Stradivari. Antes de la Segunda Guerra Mundial, varios de estos instrumentos pertenecieron a polacos, pero la mayoría se perdió en circunstancias trágicas. Wawrowski menciona cómo, en la ciudad de Łódź, se registraron hasta tres violines Stradivarius al inicio del conflicto. Uno de los más notables fue el que perteneció a la familia Poznań, que se convirtió en el instrumento favorito del famoso violinista ruso Igor Ojstrach.

A pesar de las complicaciones que surgen al transportar un instrumento de tal valor, Wawrowski ha seguido llevándolo consigo en sus actuaciones. A menudo lo llama «Antek» y comparte anécdotas sobre su cuidado y la atención que recibe en los aeropuertos. En una ocasión, se vio obligado a rechazar la entrada a un lugar porque no le permitieron llevar el Stradivarius en la cabina, lo que podría haber puesto en grave riesgo la integridad del violín.

Además de su compromiso con la preservación del violín, Wawrowski busca ser un embajador de la cultura polaca. Uno de sus sueños es grabar las obras completas para violín de Grażyna Bacewicz, quien, a su juicio, merece ser reconocida al nivel de otros grandes compositores polacos como Chopin y Wieniawski. La música de Bacewicz, que se caracteriza por su complejidad técnica y su profunda carga emocional, encaja perfectamente con las capacidades expresivas del Stradivarius.

La Biblioteca Nacional de Polonia alberga una colección excepcional de obras de Bacewicz, incluyendo 180 manuscritos musicales y su archivo personal. Actualmente, sus obras están disponibles en formato digital, lo que permite a nuevos públicos explorar su legado. Wawrowski está convencido de que Europa está abriendo sus puertas a la música de Bacewicz, contribuyendo así a su reconocimiento internacional.

El violín Stradivarius, conocido como Stradivarius Polonia, no solo lleva la música de Bacewicz a un público más amplio, sino que también representa un puente entre el pasado y el presente de la cultura polaca, reafirmando su lugar en la historia de la música clásica.

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