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El pasado mes de enero ha marcado un nuevo récord de temperaturas, convirtiéndose en el más cálido jamás registrado, lo que ha dejado perplejos a los científicos climáticos que esperaban una disminución del calor debido a la influencia de La Niña, un fenómeno meteorológico que normalmente tiende a enfriar las temperaturas globales. Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, enero de 2025 fue 1.75 grados Celsius más cálido que los niveles preindustriales, continuando una racha preocupante de temperaturas históricas a lo largo de los años 2023 y 2024.
Los climatólogos habían previsto que esta ola de calor excepcional se vería atenuada tras el pico de un evento de El Niño, que alcanzó su máxima intensidad en enero de 2024, seguido de una transición gradual a un periodo de La Niña. Sin embargo, las temperaturas han permanecido en niveles récord o casi récord, lo que ha suscitado un intenso debate entre los científicos sobre otros factores que podrían estar impulsando este calentamiento extremo.
Preocupaciones sobre el calentamiento global
Los expertos advierten que cada fracción de grado de calentamiento incrementa la frecuencia y la intensidad de eventos climáticos extremos, como olas de calor, lluvias intensas y sequías. El mes pasado, las temperaturas globales superaron por primera vez la barrera de 1.5 grados Celsius en promedio durante los años 2023 y 2024, aunque este hecho no implica una violación permanente del objetivo a largo plazo establecido en el Acuerdo de París. Sin embargo, sí indica que este límite se está poniendo a prueba de manera alarmante.
Julien Nicolas, climatólogo de Copernicus, señaló que enero fue 0.09 grados más cálido que el récord anterior de enero de 2024, lo que representa un «margen considerable» en términos de temperatura global. Este fenómeno es inquietante, especialmente porque se trata de la primera vez que las temperaturas registradas durante un periodo de La Niña son superiores a las de un evento de El Niño anterior. A lo largo de los últimos sesenta años, todos los veinticinco enero de La Niña habían sido más fríos que los años circundantes.
El debilitamiento de La Niña se ha vuelto evidente, y se espera que este fenómeno se disipe completamente para marzo. Las temperaturas en las aguas del océano, un regulador climático vital y sumidero de carbono, han sido excepcionalmente altas en 2023 y 2024, alcanzando en enero las segundas cifras más altas registradas. Como advirtió Nicolas, este calor acumulado está destinado a resurgir periódicamente, lo que plantea interrogantes sobre el comportamiento climático de los últimos años.
A pesar de las evidencias del calentamiento global, algunos científicos han instado a no sobreinterpretar los datos de un solo mes, recordando que el calor récord también se ha observado tras fases de El Niño, incluso después de la llegada de La Niña. No obstante, hay consenso en que la quema de combustibles fósiles es la principal causa del calentamiento global a largo plazo, y que la variabilidad climática natural también influye en las temperaturas anuales.
En este contexto, se han planteado teorías adicionales para explicar el calentamiento observado, incluida la posibilidad de que un cambio global hacia combustibles de navegación más limpios en 2020 haya acelerado el calentamiento al reducir las emisiones de azufre, que aumentan la reflectividad de las nubes. Esta reducción podría haber permitido que más calor alcanzara la superficie de la Tierra.
El monitor de la UE utiliza miles de millones de mediciones de satélites, barcos, aviones y estaciones meteorológicas para apoyar sus cálculos climáticos, y sus registros se remontan a 1940. Sin embargo, otras fuentes de datos climáticos, como los núcleos de hielo, los anillos de los árboles y los esqueletos de coral, permiten a los científicos ampliar sus conclusiones utilizando evidencia de períodos mucho más lejanos. En este sentido, se estima que el periodo actual es probablemente el más cálido que la Tierra ha experimentado en los últimos 125,000 años.