El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a hacer pública su aversión hacia las pajitas de papel, un avance ecológico que ha sido promovido por su sucesor, Joe Biden. En un reciente comunicado en redes sociales, Trump ha anunciado su intención de firmar una orden ejecutiva que busca revertir la política de su predecesor, devolviendo al país al uso de pajitas de plástico.
Este anuncio se enmarca en una serie de decisiones que el republicano ha tomado desde su regreso al poder, incluyendo la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático y la eliminación de regulaciones ambientales, bajo un lema que parece favorecer la explotación de recursos: «drill, baby, drill».
Críticas a las iniciativas ecológicas
Trump ha manifestado que las pajitas de papel son «ridículas» y no funcionan adecuadamente, lo que ha generado malestar entre los consumidores. En su intervención, afirmó: «Voy a firmar una orden ejecutiva la próxima semana para poner fin al ridículo impulso de Biden por las pajitas de papel, que no funcionan. ¡Volvamos al plástico!»
Por su parte, Biden había establecido como objetivo eliminar los utensilios de plástico de un solo uso, incluidas las pajitas, en todas las agencias gubernamentales para el año 2035. Este impulso hacia una mayor sostenibilidad ha encontrado un fuerte opositor en Trump, quien en el pasado ya había criticado públicamente estas iniciativas. Durante un mitin de campaña en 2020, se refirió a las pajitas de papel, afirmando que se descomponen mientras se utilizan, lo que puede resultar incómodo para quienes llevan una vestimenta elegante.
Además de su rechazo a las pajitas de papel, la administración Trump ha intentado bloquear la financiación para una red de estaciones de carga para vehículos eléctricos en todo el país, lo que ha suscitado la indignación de los defensores del medio ambiente. Según el grupo Evergreen Action, esta medida representa un intento ilegal de asumir el control de un programa bipartidista que ha demostrado ser beneficioso para todos los estados, creando empleos y reduciendo la contaminación.
Con estas acciones, Trump parece afianzar su postura de desdén hacia los esfuerzos por mitigar el cambio climático, una agenda que ha caracterizado su administración. A pesar de su cercanía con Elon Musk, CEO de Tesla, el ex presidente ha continuado atacando las iniciativas de vehículos eléctricos, lo que refleja una clara discrepancia en su visión sobre el futuro energético del país.
Estos acontecimientos ilustran un debate más amplio en Estados Unidos sobre la sostenibilidad y las políticas medioambientales, en el que se enfrentan visiones profundamente diferentes sobre el papel del gobierno en la lucha contra el cambio climático.
