![](https://larepublica.es/wp-content/uploads/2025/02/El-Libano-inicia-un-nuevo-capitulo-politico-con-el-gobierno-980x551.jpg)
El Líbano comienza a salir de un largo periodo de inestabilidad política y crisis económica. Tras más de dos años de bloqueo político, el país ha nombrado recientemente a su nuevo presidente, el militar Joseph Aoun. Este nombramiento se produce en un contexto de crisis aguda, donde la población ha sufrido las consecuencias de una de las peores crisis económicas del mundo, según el Banco Mundial, y de la reciente ofensiva militar israelí.
El primer ministro, Nawaf Salam, un tecnócrata con experiencia como expresidente de la Corte Internacional de Justicia, ha logrado formar un nuevo gobierno, el primero desde las elecciones parlamentarias de mayo de 2022. Este nuevo gabinete, denominado ‘Reformar y Recuperar’, tiene como objetivo implementar reformas necesarias para abordar la crisis y restaurar la confianza entre el gobierno y el pueblo.
Desafíos y compromisos del nuevo gobierno
Salam ha enfatizado que la reforma es el único camino hacia un cambio real, destacando la importancia de la Resolución 1701, que busca un cese de hostilidades entre Israel y Hizbulá, así como la retirada de las fuerzas israelíes del Líbano. En su discurso, el primer ministro subrayó la necesidad de restaurar la confianza entre los ciudadanos y el Estado, así como entre el Líbano y sus vecinos árabes y la comunidad internacional.
El nuevo gabinete está compuesto por 24 ministros, de los cuales cinco son mujeres, lo que representa un avance respecto a la anterior administración. Aunque Hizbulá no apoyó a Salam, el partido ha mantenido negociaciones sobre la inclusión de escaños musulmanes chiítas en el gobierno, lo que refleja la complejidad del sistema político libanés basado en el reparto de poder.
Salam también ha prometido reactivar la investigación sobre la explosión en el puerto de Beirut, un caso que ha estado estancado desde diciembre de 2021, y ha manifestado su intención de garantizar la reconstrucción de las áreas devastadas por la guerra, especialmente en el sur y el este del Líbano.
A medida que el nuevo gobierno busca mejorar las relaciones con Arabia Saudí y otros países del Golfo, se enfrenta a la crítica de que su nombramiento carece del respaldo popular, siendo visto por algunos como una decisión influenciada por Washington. La enviada estadounidense, Morgan Ortagus, ha declarado que Hizbulá no debería formar parte del gobierno, lo que ha suscitado reacciones de rechazo en el país, interpretándose como una intromisión en los asuntos internos del Líbano.
La situación en la frontera con Israel sigue siendo tensa. El alto el fuego entre Israel y Hizbulá expira el próximo 18 de febrero, y las tropas israelíes continúan presentes en varias localidades a lo largo de la frontera, lo que agrava las tensiones. Recientemente, la violencia israelí ha resultado en la muerte de al menos 24 personas, lo que pone de manifiesto la fragilidad de la situación en la región.